Según un nuevo análisis publicado en The Lancet, de los 2,3 millones de mujeres que mueren prematuramente por enfermedades oncológicas cada año, 1,5 millones de vidas podrían salvarse con la eliminación de factores de riesgo y la detección y el diagnóstico precoces. Otras 800 000 muertes podrían evitarse si ellas tuviesen acceso a una mejor atención médica.
La desigualdad de género en la sociedad tiene repercusiones negativas en la forma en que las mujeres interactúan con la prevención, la atención y el tratamiento del cáncer.
Según alerta un grupo de expertos en la revista The Lancet, la desigualdad de género y la discriminación influyen en los derechos y las oportunidades de las mujeres para evitar los factores de riesgo del cáncer e impiden su capacidad para buscar y obtener un diagnóstico oportuno y una atención oncológica de calidad.
Además, las desigualdades de género han dado lugar a una mano de obra de cuidadores no remunerada predominantemente femenina, y obstaculizan el avance profesional de las mujeres como líderes en la investigación, la práctica y la formulación de políticas sobre el cáncer, lo que a su vez perpetúa la falta de prevención y atención del cáncer centradas en la mujer.
Por ello, esta comisión aboga por una nueva agenda feminista para la atención oncológica que elimine la desigualdad de género, en la que los sistemas sanitarios, el personal oncológico y los ecosistemas de investigación sean más inclusivos y respondan mejor a las necesidades de las mujeres en toda su diversidad, reduciendo así la carga mundial del cáncer.
En la elaboración del informe Mujeres, poder y cáncer: Una comisión de The Lancet, ha colaborado un equipo multidisciplinar y diverso de todo el mundo, entre ellos, académicos expertos en estudios de género, derechos humanos, derecho, economía, ciencias sociales, epidemiología, prevención y tratamiento del cáncer, así como defensores de los pacientes, para analizar cómo viven el cáncer las mujeres en el mundo y ofrecer recomendaciones a los responsables políticos, los gobiernos, la sociedad civil y los sistemas de atención sanitaria y social.
“En todo el mundo, la salud de la mujer suele centrarse en la salud reproductiva y materna, en consonancia con definiciones antifeministas estrechas del valor y el papel de la mujer en la sociedad, mientras que el cáncer sigue estando totalmente infrarrepresentado", afirma Ophira Ginsburg, asesora principal de Investigación Clínica del Centro de Salud Mundial del Instituto Nacional del Cáncer y copresidenta de la comisión.
Según Ginsburg, esta comisión “pone de relieve que las desigualdades de género repercuten significativamente en las experiencias de las mujeres con el cáncer. Para hacer frente a esto, necesitamos que esta enfermedad se considere una cuestión prioritaria en la salud de la mujer, y pedimos la introducción inmediata de un enfoque feminista del cáncer”.
Un estudio publicado en paralelo en The Lancet Global Health utilizó la base de datos GLOBOCAN 2020 sobre mortalidad por cáncer del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer para estimar que 5,3 millones de adultos menores de 70 años murieron por cáncer en 2020, de ellos 2,3 millones fueron mujeres.
El estudio también sugiere que 1,5 millones de muertes prematuras por cáncer en mujeres podrían evitarse cada año mediante la eliminación de la exposición a los principales factores de riesgo o a través de la detección y el diagnóstico precoces, mientras que otras 800.000 vidas podrían salvarse cada año si todas las mujeres tuvieran acceso a una mejor atención oncológica
Aproximadamente, 1,3 millones de mujeres de todas las edades murieron en 2020 debido a cuatro de los principales factores de riesgo del cáncer: tabaco, alcohol, obesidad e infecciones.
La carga del cáncer en las mujeres causada por estos cuatro factores de riesgo está muy poco reconocida. Por ejemplo, un estudio de 2019 reveló que sólo el 19 % de las mujeres que se someten a pruebas de detección de cáncer de mama en Reino Unido sabían que el alcohol es un factor de riesgo importante de cáncer de mama.
“Los debates suelen centrarse en los denominados ‘tumores femeninos’, como el de mama y el de cuello uterino, pero cada año mueren unas 300.000 mujeres menores de 70 años de cáncer de pulmón y 160.000 de colorrectal: dos de las tres principales causas de muerte por cáncer entre las mujeres, en el mundo”, subraya Isabelle Soerjomataram, jefa Adjunta de Vigilancia del Cáncer del CIIC y copresidenta de la comisión.
Además, añade, “durante las últimas décadas, en muchos países de renta alta, las muertes femeninas por cáncer de pulmón han sido superiores a las ocasionadas por el de mama. La industria del tabaco y el alcohol dirigen la comercialización de sus productos específicamente a ellas”.
Soerjomataram recalca que “es hora de que los gobiernos contrarresten estas acciones con políticas específicas de género que aumenten la concienciación y reduzcan la exposición a estos factores de riesgo”.
El informe pone también de relieve la necesidad de un mayor escrutinio de las causas y factores de riesgo del cáncer en las mujeres, ya que son menos conocidos que los de los hombres. Cada vez hay más pruebas que indican una relación entre los productos utilizados mayoritariamente por las mujeres —como ciertos tipos de implantes mamarios, aclaradores de la piel y alisadores del cabello— y un mayor riesgo de cáncer.
"Aunque los hombres tienen un mayor riesgo de padecer la mayoría de los tipos de cáncer que se desarrollan en ambos sexos, ellas tienen aproximadamente la misma carga de todos los cánceres combinados, ya que el 48 % de los casos de cáncer y el 44 % de las muertes oncológicas en todo el mundo se producen en mujeres”, afirma Verna Vanderpuye, asesora principal del Hospital Docente Korle Bu de Ghana y copresidenta de la comisión.
Vanderpuye destaca que, de los 3 millones de adultos menores de 50 años diagnosticados de cáncer en 2020, dos de cada tres eran mujeres. El cáncer es una de las principales causas de mortalidad en las mujeres y muchas mueren en la flor de la vida, dejando atrás a un millón de niños.
Según la experta, “hay importantes factores específicos de la mujer que contribuyen a esta importante carga mundial; si los abordamos con un enfoque feminista, creemos que reduciremos el impacto del cáncer para todos”.
En todo el mundo, las mujeres están en desventaja respecto a la educación y el empleo, y es más probable que dispongan de menos recursos financieros para hacer frente a los retos económicos relacionados con esta enfermedad, según el trabajo.
Un análisis realizado por la comisión de un estudio de ocho países asiáticos reveló que casi tres cuartas partes de las mujeres con cáncer declararon gastos desmedidos al año siguiente de su diagnóstico, con un 30 % o más de sus ingresos familiares anuales destinados cubrir gastos médicos y medicina complementaria.
“Las normas de género obligan a las mujeres a dar prioridad a las necesidades de su familia en detrimento de su propia salud, lo que a veces las lleva a posponer la atención sanitaria. Esto puede verse agravado por el hecho de que estas normas también excluyen a los hombres del cuidado de los niños en muchos entornos, lo que significa que es difícil para una madre encontrar guardería mientras busca atención para sus propias necesidades de salud”, comenta la coautora Nirmala Bhoo-Pathy, de la University Malaya y la Queen's University Belfast.
Además, el cuidado no remunerado de enfermos de cáncer también es asumido en gran medida por las mujeres y está infravalorado por la sociedad. Otro análisis de cinco países realizado por la comisión concluye que el valor del trabajo no remunerado de las mujeres que atienden a enfermos de cáncer oscila entre el 2 % del gasto sanitario nacional en México y el 3,7 % en la India.
El sexismo en los sistemas sanitarios puede hacer que ellas no reciban la atención que necesitan. Por ejemplo, varios estudios han revelado que, en comparación con los hombres, las mujeres con cáncer tienen más probabilidades no recibir tratamientos adecuados para aliviar el dolor.
Estos sesgos pueden intensificarse cuando la persona que padece la enfermedad pertenece a un grupo étnico o indígena marginado o tiene una orientación sexual o identidad de género diversa.
Una reciente encuesta nacional realizada en EE UU reveló que las mujeres afroamericanas con orientación sexual e identidad de género diversas sufrían un mayor estigma interseccional que cualquier otro grupo, y que el estigma se asociaba a un riesgo 2,4 veces mayor de retrasos en la búsqueda de atención para el cáncer de mama en comparación con las mujeres blancas, heterosexuales y cis.
Las desigualdades de género también repercuten en el personal oncológico, así como en los pacientes y cuidadores, y las mujeres están significativamente infrarrepresentadas como líderes.
Un nuevo análisis del liderazgo de las organizaciones miembros de la Unión Internacional para el Control del Cáncer (UICC), realizado para la comisión, concluye que, aunque las organizaciones de Norteamérica, Sudamérica y Oceanía parecen tener aproximadamente el mismo número de líderes masculinos y femeninos, la representación de las mujeres en puestos de liderazgo sigue siendo sustancialmente inferior en Asia, África y Europa.
De las 184 organizaciones miembros de la UICC clasificadas como hospitales, centros de tratamiento o institutos de investigación, solo el 16 % están dirigidas por mujeres.
Una parte clave, aunque a menudo infravalorada, del personal oncológico son los defensores del paciente, que en su mayoría son mujeres y representan a la población más afectada por el cáncer. Los responsables políticos y las instituciones académicas y médicas deben reconocer plenamente el valor de este personal e integrarlos en todos los aspectos de la atención oncológica continuada, destaca el documento.
Para contrarrestar el impacto negativo de la desigualdad de género, la comisión aboga por incluir el sexo y el género en todas las políticas y directrices relacionadas con el cáncer, de modo que respondan a las necesidades y aspiraciones de todas las mujeres, ya sean pacientes, profesionales sanitarios o investigadoras.
Los comisarios piden estrategias dirigidas a aumentar la concienciación de las mujeres sobre los factores de riesgo y los síntomas del cáncer, así como a incrementar el acceso equitativo a la detección precoz y el diagnóstico del cáncer.
Referencia:
“The Women, power, and cancer: A Lancet Commission”. The Lancet (2023)