Una revisión de estudios de más de veinte años relaciona los efectos del calentamiento global con unas concentraciones de polen cada vez mayores. Como consecuencia, las personas sufren rinitis alérgicas más severas.
Con la llegada de la primavera, la rinitis alérgica se extiende entre las personas que la sufren año tras año. Esta reacción inflamatoria de la mucosa nasal se produce por una hipersensibilidad del sistema inmunitario a sustancias ambientales.
Un estudio liderado por Alisha R. Pershad y Neelima Tummala, científicas de la Universidad de Washington (EE UU), analiza 30 artículos publicados entre 2000 y 2023 para conocer la relación entre el aumento de las temperaturas y la intensificación de estos síntomas.
Según 17 de estos estudios, las temporadas de polen son cada vez más largas o presentan mayores concentraciones de polen como consecuencia del cambio climático. Una de las razones de este aumento del polen es el CO2.
“El dióxido de carbono atmosférico favorece el crecimiento de ciertas plantas y árboles, lo que les permite producir más polen mientras que plantas como la ambrosía permanecen activas más tiempo en otoño”, según declaran a SINC las autoras de este trabajo que publica la revista The Laryngoscope.
Juan José Zapata, presidente del Comité de Aerobiología Clínica de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), que no ha participado en el estudio, explica a SINC: “Debido a las temperaturas suaves del invierno y las lluvias de marzo han crecido las poblaciones de las plantas y aumentado la polinización de estas. Además, el estrés al que está sometida la flora hace que se exprese en proteínas que normalmente son alérgenos. Esto provoca que el polen esté cargado de sustancias mucho más alergénicas y que procesen una respuesta más inflamatoria en el huésped”.
Los estudios retrospectivos incluidos en este trabajo mostraron un aumento en la gravedad y la duración de los periodos de alergias. Dos de ellos desarrollaron modelos de proyección sobre cómo se espera que cambie el polen en el futuro. Por ejemplo, se prevé un aumento en la duración de la temporada de polen de un 19 % y un incremento en la concentración total anual de entre un 16 % y un 40 %.
“Aunque no podemos predecir con exactitud lo que ocurrirá en cada época del año, sí podemos observar las tendencias en las temporadas de alergias”, subrayan las autoras.
“Estas cifras nos ayudan a identificar que la variación en las temporadas de polen no es pequeña y puede tener consecuencias continuas para los pacientes con rinitis alérgica”, continúan.
La investigación también destaca que cuatro de los estudios examinados indicaron un aumento en el uso de atención médica relacionada con la rinitis alérgica, especialmente entre los residentes de bajos ingresos. Mientras que otros dos informaron que los profesionales de la salud desean más educación sobre el cambio climático.
“La crisis climática está agravando la rinitis alérgica. Sus síntomas representan en sí mismos un problema significativo para la calidad de vida. Además, el empeoramiento de esta respuesta inmunitaria también incrementa el riesgo de infecciones sinusales y del desarrollo de asma alérgico”, aseguran las autoras.
La crisis climática está agravando la rinitis alérgica. Sus síntomas representan en sí mismos un problema significativo para la calidad de vida
R. Pershad recalca: “Los médicos están en una posición privilegiada para observar el impacto de la rinitis alérgica en los resultados de los pacientes y pueden adaptar su práctica a medida que se intensifica el cambio climático. Además, como voces de confianza para la comunidad, deberían aprovechar su experiencia de primera línea para abogar por un cambio significativo en la lucha contra esta crisis”.
En ese sentido José Zapata, argumenta: “A partir del cambio climático antropogénico producido por la actividad humana, estamos viendo respuestas en los pacientes con una mucosa mucho más irritada y con mayores posibilidades de ser dañada por ciertos alérgenos que están en el ambiente”.
¿Cómo empiezan las alergias?
La alergia es una reacción exagerada del sistema inmunológico ante sustancias que en condiciones normales son inofensivas para el resto de las personas. La predisposición a padecer una alergia depende de los genes y la epigenética, aquellos genes que pueden cambiar con el tiempo.
Las personas pasan por una ‘marcha alérgica’ a lo largo de su vida. Es decir, una serie de alergias que se presentan de manera secuencial que pueden evolucionar con el tiempo.
“Los niños a los meses de edad pueden tener sensibilidad a ciertos alimentos como la leche o los huevos. Luego puede presentar problemas de piel como la dermatitis atópica y empiezan a sensibilizarse ante alérgenos como ácaros, pólenes u hongos. Esto hace que se configure esa secuencia de alergias”, explica Zapata.
No obstante, este tipo de reacciones puede comenzar en cualquier momento de la vida. Por ejemplo, entre los 25 y 35 años también hay una casuística muy importante de alergias.
“Actualmente estamos viendo fenómenos que antes no sucedían. Pacientes por encima de los 65 años muestran afectaciones de sensibilidades por primera vez. Por tanto, desarrollar una alergia va a depender mucho del medio externo y de la impregnación genética que cada paciente tenga”, concluye el presidente del SEAIC.
Referencia:
Pershad, A. Tummala, N. et. al. How Climate Change Is Impacting Allergic Rhinitis: A Scoping Review. The Laryngoscope (2025)