Tras la entrada en vigor del Acuerdo de París, la cifra de países que lo han ratificado ha aumentado hasta 110. ¿Pero cuáles son los próximos pasos a seguir? Los 196 países reunidos hasta el 18 de noviembre en la Cumbre del Clima de Marrakech, y que hoy ha contado con sus jefes de Estado, deben fijar sus objetivos teniendo en cuenta un nuevo riesgo: Donald Trump.
El miedo a las intenciones del recién electo presidente de EE UU, Donald Trump, no ha paralizado la Cumbre del Clima de Marrakech (COP22). A pesar del malestar ante la incertidumbre creada por el voto estadounidense, todos los países están dispuestos a pasar a la acción. Y es el momento. Marrakech tiene como cometido materializar a corto plazo lo aprobado en París para luchar contra el cambio climático.
La rápida entrada en vigor del Acuerdo de París hace apenas 10 días es una buena señal, así como la presencia en la COP22 de unos 80 jefes de Estado y presidentes de los países, entre los que ha estado Mariano Rajoy, presidente del Gobierno de España, que ya ha empezado los procedimientos para la ratificación del acuerdo.
“Es una reunión histórica. Es un placer que haya tantos jefes de estado, presidentes y ministros. Todos estamos aquí para hacer frente al flagelo del cambio climático”, ha señalado hoy Salaheddine Mezouar, presidente de la COP22 y ministro de asuntos exteriores y de cooperación de Marruecos, en la inauguración de la reunión de alto nivel.
La cumbre de Marrakech pretende impulsar la acción climática y buscar el equilibrio entre los intereses de los países y los del planeta. La COP22 supone un primer paso hacia una transformación profunda y para implementar el Acuerdo de París. La transparencia de los países, los compromisos de reducción de emisiones y la financiación, entre otros, son los temas que están sobre la mesa.
Llamados a la unión ante la amenaza de Trump
“China, India, UE y Brasil, los grandes emisores, lo tienen claro. El cambio climático no espera a nadie. Hay que seguir trabajando”, ha asegurado a Sinc Tatiana Nuño, responsable de la campaña de Energía y Cambio Climático de Greenpeace, consciente de la amenaza que puede suponer EE UU con su nuevo presidente.
Durante las pocas intervenciones en el plenario, no han dejado de sucederse referencias a las hipotéticas futuras decisiones que tomará Trump respecto a la lucha climática. Incluso el rey de Marruecos Mohammed VI ha pedido que se impliquen todas las partes. En general, todos han llamado a la unión, la coherencia y la perseverancia, a pesar de los esfuerzos por parte de la administración de Obama por demostrar que la lucha contra el cambio climático es su prioridad.
“Hemos dado pasos agigantados para cortar la contaminación por carbono en nuestro país, para ayudar a reforzar la resistencia a los impactos del cambio climático y por liderar los esfuerzos internacionales en este reto global”, ha señalado hoy Jonathan Pershing, enviado especial para el cambio climático de EE UU, en un acto paralelo de la COP22.
François Hollande, presidente de Francia, ha ido más allá en sus insinuaciones: “El papel de Obama ha sido crucial para llegar al Acuerdo de París. EE UU, primera potencia económica mundial y segunda emisora, debe respetar los compromisos cometidos”, ha zanjado, con un discurso que ha sido aplaudido en diversas ocasiones.
Para Hollande, muy determinante en sus objetivos y compromisos, el acuerdo es irreversible. “El acuerdo de París pertenece a todos y es interés de todos”, ha aseverado un presidente dispuesto a liderar la acción y a hablar con EE UU en nombre de los 110 países que lo han ratificado.
Compromisos hacia la descarbonización
Entre los compromisos hacia una transición energética está la descarbonización, por la que apuesta también la COP22. En su discurso Ban Ki-moon, secretario general de Naciones Unidas, ha propuesto dejar de financiar las energías de carbón con un único fin: frenar su uso y así poder cumplir los objetivos de no superar el 2 ºC de aumento de las temperaturas para finales de siglo.
En Alemania y Reino Unido podrá ser una realidad en 2025, fecha en la que han manifestado su intención de cerrar las centrales térmicas de carbón. Francia lo hará en 2023, según ha anunciado hoy Hollande. “Tenemos la voluntad de llegar a la neutralidad de carbono en 2030”, ha añadido.
En España, la situación es muy distinta: en 2015 se ha aumentado el consumo de carbón y las emisiones de gases de efecto invernadero. Para los ecologistas no son buenas noticias. “Esto tiene que cambiar. Necesitamos políticas nacionales claras y dejar de seguir apostando por energías sucias. Hay que desbloquear el uso de las energías renovables”, ha recalcado a Sinc Nuño, de Greenpeace, para quien los objetivos españoles de reducción de emisiones son muy débiles.
Aunque el presidente Mariano Rajoy no ha intervenido en el plenario, la ecologista espera que la nueva legislatura deje claros los esfuerzos por poner el medio ambiente, y con ello, el bienestar de todos, en un lugar prioritario.
Esa también es la prioridad del presidente francés: “Somos los guardianes de la letra y espíritu del acuerdo y lo haremos vivir porque lo que nos une, más allá de nuestras diferencias, es lo que tenemos en común. Y es nuestro planeta”.