El parásito de la leishmaniasis, transmitido por la mosca de la arena, afecta a personas y animales, pero los fármacos actuales provocan cierta toxicidad. Una nueva investigación, coordinada por investigadoras de la Universidad Autónoma de Barcelona, abre las puertas a una nueva terapia más efectiva, y que reduce los efectos secundarios, contra la enfermedad.
La leishmaniasis es una enfermedad causada por el protozoo Leishmania y se transmite por la mosca de la arena. Aunque en los países desarrollados afecta principalmente a los perros, en otros países tiene un gran impacto sobre la salud humana, causando desde úlceras hasta afectaciones de la médula ósea, del hígado o del bazo, que pueden resultar fatales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que actualmente más de un billón de personas viven en áreas endémicas para la leishmaniasis y que el número de nuevos casos es superior a un millón por año. Existe, por tanto, una necesidad urgente de encontrar nuevas alternativas, eficientes y selectivas, para la quimioterapia de la leishmaniosis que reduzcan los efectos secundarios adversos de los fármacos existentes, como la paromomicina y la miltefosina.
Las profesoras Rosa Maria Ortuño y Ona Illa, del departamento de Química de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), han coordinado una investigación multidisciplinaria dirigida a encontrar nuevas terapias anti-Leishmania, en la que también han intervenido los grupos del profesor Jean-Didier Maréchal, del mismo departamento, y de la profesora Carme Nogués, del departamento de Biología Celular, Fisiología e Inmunología de la UAB, así como los investigadores Luis Rivas del CIB Margarita Salas-CSIC (Madrid) y Míriam Royo del IQAC-CSIC (Barcelona).
El estudio, publicado en el International Journal of Molecular Sciences, ha permitido preparar y realizar una evaluación biológica de nuevos péptidos de penetración celular (PPCs) que, junto a un antibiótico, sirven como vehículo o vector para permitir al fármaco atravesar la membrana celular del parásito, ser liberado en su interior y causarle la muerte.
Esto permitirá una mayor efectividad al mismo tiempo que se requieren dosis inferiores a la de los fármacos suministrados por vía oral. Además, los PPCs sintetizados no son tóxicos para las células de los mamíferos, pero sí lo son para Leishmania. “A pesar de que la idea de utilizar PCCs en el tratamiento de la leishmaniasis no es inédita, la relevancia del trabajo radica en la elevada capacidad de penetración celular y la selectividad (células de mamíferos frente al parásito) de los nuevos péptidos sintetizados y estudiados”, explica Ortuño.
En concreto, en este trabajo se ha investigado péptidos constituidos por aminoácidos no proteicos que se han conjugado covalentemente a doxorubicina (Dox), un fármaco utilizado en la terapia del cáncer.
Mientras Dox en su forma libre no tiene ninguna actividad cuando se incuba con Leishmania porque no es capaz de penetrar en su interior, los conjugados Dox-PPC han mostrado toxicidad en concentraciones muy bajas. La capacidad de penetración celular ha sido racionalizada mediante estudios de modelización molecular. Los resultados son muy prometedores, pero “aún queda mucho por investigar antes de pensar en nuevos fármacos. Ahora estamos un poco más cerca de conseguirlo”, concluye Ortuño.
Referencia:
Ona Illa et al. “Chiral Cyclobutane-Containing Cell-Penetrating Peptides as Selective Vectors for Anti-Leishmania Drug Delivery Systems”. International Journal of Molecular Sciences. 2020, 21, 7502; doi:10.3390/ijms21207502