El ave más antigua que conocemos podía oír como los pájaros actuales

El ave más antigua, el Archaeopteryx lithographica, del tamaño de una urraca, podía oír igual que un moderno emú (Dromaius novaehollandiae), por lo que era más parecido a un ave que a un reptil, según se publica hoy en Proceedings of the Royal Society B. Los paleontólogos del Museo de Historia Natural de Londres han utilizado por primera vez una tecnología moderna e innovadora usando la longitud del oído interno de las aves y de los reptiles para predecir adecuadamente su capacidad de audición.

El ave más antigua que conocemos podía oír como los pájaros actuales
Ilustración de Archaeopteryx lithographica, por John Doncaster.

“En los reptiles y aves modernas vivientes hemos visto que la longitud del canal óseo que contiene el tejido sensorial del oído interno está muy relacionado con su capacidad de audición”, explica Paul Barrett, paleontólogo del Museo de Historia Natural de Londres. Los investigadores han sido capaces de usar estos resultados para predecir cómo podían haber oído las aves y los reptiles extintos y han descubierto que Archaeopteryx tenía un intervalo de audición promedio de aproximadamente 2.000 Hz. “Esto significa que tenía una audición similar al emú moderno, que tiene uno de los intervalos de audición más limitados entre las aves modernas”, añade el científico.

En estudios anteriores, los investigadores sólo habían sido capaces de estimar cómo los animales prehistóricos oían los sonidos examinando los cráneos de fósiles dañados y relacionando el tamaño de la región del cerebro con la capacidad de audición. Se basaban también en la comparación con la contraparte moderna del fósil. Sin embargo, la tomografía computerizada moderna ha permitido al Barrett y a sus colaboradores reconstruir con exactitud la anatomía del oído interno de varios ejemplares intactos de aves y reptiles.

“La capacidad de audición en las especies vivas es relativamente fácil de medir, pero por razones obvias, en animales extintos no es posible obtener directamente esta medición, no podemos reproducir un sonido ante un dinosaurio y ver cómo responde al ruido”, destaca Barrett. Los paleontólogos hasta ahora no han podido comprender totalmente cómo diferentes animales han desarrollado el sentido de la audición durante las primeras etapas de la evolución.

Utilización de una tecnología innovadora

Stig Walsh subraya que “al examinar las imágenes tridimensionales hemos sido capaces de ver por primera vez la relación real entre la capacidad de audición y el comportamiento en reptiles y aves extintos”. El tamaño del conducto coclear (la parte ósea del oído interno que alberga el órgano de la audición) en aves y reptiles vivientes predice exactamente los intervalos de audición de estos animales. Según Walsh, “esta simple medición puede, por consiguiente, ofrecer un medio directo para determinar la capacidad de audición y posiblemente el comportamiento en sus parientes extintos como el Archaeopteryx”.

“Esto añade aún más información sobre cómo era esta especie de ave. Nuestras investigaciones previas han mostrado que la parte del oído que controla el equilibrio era igual que en las aves modernas. Ahora sabemos que Archaeopteryx también tenía una capacidad de audición similar a la de un ave”, explica la paleontóloga Angela Milner.

Según los científicos, las especies que viven en grupos sociales numerosos tienen una comunicación vocal más complicada, la cual comprensiblemente está influenciada por la capacidad de un individuo para oír. Las especies que viven en un entorno cerrado, como los bosques, donde la comunicación visual no es eficaz, poseen frecuentemente capacidades vocales más complejas, de modo que “podemos predecir con mayor exactitud los tipos de hábitats en los que vivieron los animales extintos examinando su capacidad de oír y de comunicarse”, concreta Barrett.

Los animales con un conducto coclear largo tendían a tener la mejor capacidad de audición y vocal. Se sabe que las especies de pájaros modernos poseen conductos cocleares relativamente más largos que los reptiles vivientes que es un indicador de una comunicación vocal compleja del individuo que vive en grupos e incluso de la elección del hábitat. Esto aspecto puede aplicarse a mamíferos y a pájaros.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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