Un investigador de la Universidad Rovira i Virgili (URV), en Tarragona, ha dado con la solución que permite precisar las relaciones temporales entre los artefactos que forman parte de los conjuntos arqueológicos. Ha asociado las formas de vida y comportamiento de los neandertales del Paleolítico Medio con los restos arqueológicos depositados a lo largo del tiempo. Ésta es la mejor manera de conocer la historia de las piedras.
Según Manuel Vaquero, autor del estudio e investigador del área de Prehistoria de la URV, los conjuntos arqueológicos tienen una dimensión temporal “fundamental para captar la variabilidad del comportamiento de los homínidos”. Además, caracterizarlos desde el punto de vista conductual “puede enmascarar la variabilidad del comportamiento a lo largo del tiempo si no tenemos en cuenta este carácter temporal”.
El artículo, publicado en el último número de Journal of Archaeological Science, analiza cómo las diferencias en las escalas de tiempo pueden distorsionar las inferencias conductuales si no se tiene en cuenta la temporalidad en la formación del conjunto arqueológico. Para llegar a su conclusión, el investigador ha abordado el ámbito del comportamiento relacionado con el aprovisionamiento de los recursos líticos.
Manuel Vaquero lo tiene claro: “la aplicación de modelos etnográficos a palimpsestos (yacimientos que presentan una mezcla de estratos) en los que no se tiene en cuenta esa temporalidad puede acarrear errores de interpretación”. Los conjuntos arqueológicos se han formado por restos de un mismo nivel estratigráfico, se han depositado a lo largo del tiempo y durante este periodo largo se han sucedido un número indeterminado de episodios de ocupación.
“La suma de restos correspondientes a episodios diferentes puede dar lugar a una ‘media conductual’ que no responde a ninguno de los episodios que tuvieron lugar en realidad”, explica a SINC Vaquero. Para realizar inferencias conductuales es necesario aproximar el tiempo arqueológico al tiempo etnográfico, “trabajando con conjuntos arqueológicos formados en periodos de tiempo cuya duración se aproxime lo más posible al tiempo etnográfico”.
El caso del yacimiento de Abric Romaní en Barcelona
La investigación se ha centrado en el yacimiento musteriense del Abric Romaní, en Capellades (Barcelona), que tiene 52.000 años y es uno de los más importantes del mundo para conocer las formas de vida de los grupos neandertales. El nivel L de Abric Romaní cuenta con una serie de acumulaciones de restos arqueológicos diferenciadas espacialmente.
“Esas acumulaciones están asociadas a hogares y muestran un patrón caracterizado por la concentración de las actividades en torno a éstos”, señala Vaquero. El estudio del material lítico y de los remontajes (conexión entre dos o más artefactos de piedra o restos óseos que proceden de la misma talla o hueso) indica que las acumulaciones no son contemporáneas, sino que “corresponden a episodios de ocupación separados en el tiempo” con una estrategia de aprovisionamiento específica, lo que indica que hay cambios de conducta significativos. Por ejemplo, el reciclaje de restos líticos abandonados se produce en los episodios finales de ocupación, mientras que en los periodos anteriores los recursos líticos se acumularon de forma masiva.
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Referencia bibliográfica:
Vaquero, Manuel. “The history of stones: behavioural inferences and temporal resolution of an archaeological assemblage from the Middle Palaeolithic” Journal of Archaeological Science 35(12): 3178-3185 Diciembre de 2008.
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