Las termitas de arena y la vegetación convergen en la aparición de los famosos ‘círculos de hadas’. Esta interacción conjunta de los insectos ingenieros y la flora del desierto explica, por fin, el origen de estas misteriosas formaciones, según un nuevo estudio.
Los ‘círculos de hadas’ del desierto de Namibia (África) son áreas estériles rodeadas de vegetación perenne y con una extensión que puede llegar hasta los 35 metros de ancho. Aunque los patrones de vegetación autoorganizados son comunes en la naturaleza, aún se discute sobre los mecanismos que rigen su formación y la de otras similares, como los montículos Mima (EE UU) y los heuweltjies (Sudáfrica).
“Los círculos aparecen relativamente rápido y, una vez alcanzado su tamaño máximo en unos pocos años, pueden llegar a durar más de 200”, explica a Sinc Juan Bonachela, de la Universidad de Strathclyde (Glasgow, Escocia) y coautor de un estudio publicado en Nature que explica, por fin, el origen de estas formaciones.
La investigación, liderada por la Universidad de Princeton, se centra en el patrón de los ‘círculos de hadas’, que se caracteriza por su espaciamiento regular y una distribución hexagonal a gran escala.
Existen dos hipótesis en torno a su creación. La primera sugiere que su origen se debe a que las plantas ayudan a la vegetación colindante, pero compiten con especies distantes, lo que genera algunos de los patrones observados en imágenes por satélite. La segunda atribuye su formación a 'ingenieros' de ecosistemas subterráneos, como termitas, hormigas o roedores.
Convergencia entre flora y fauna
La investigadora Corina Tarnita, del departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Princeton (Nueva Jersey, EE UU) y su equipo conciliaron en el estudio ambas perspectivas a través de modelos de simulación, que fueron validados gracias a la información de campo obtenida en cuatro continentes: África, Norteamérica, Sudamérica y Australia.
“Una de las grandes ventajas de nuestro modelo es que permite estudiar el comportamiento del sistema en escalas de tiempo y espacio impensables para un estudio en el terreno”, añade Bonachela.
Los resultados demostraron que las dos opciones que barajan los científicos se combinan para generar las misteriosas formas. Es decir, las colonias de insectos, sus interacciones y la influencia de la vegetación colindante son la causa conjunta de los patrones vegetales regulares y autoorganizados.
El papel de las ingenieras subterráneas
En el caso de los ‘círculos de hadas’, las termitas de arena (Psammotermes allocerus) construyen colonias centrales desde las cuales operan para mantener el crecimiento poblacional y la supervivencia. Las colonias más desarrolladas envían a futuros reyes y reinas a establecer nuevas colonias de forma dispersa y aleatoria.
Cuando las áreas de exploración entre colonias vecinas se solapan, pueden darse conflictos territoriales. Las colonias más grandes tienden a eliminar a las más pequeñas, mientras que las de tamaño similar desarrollan un límite compartido.
La acción de estos insectos sobre el suelo y la distribución vegetal fue descrita en un estudio anterior, en la misma línea de investigación. Publicado por Science en marzo de 2013 y realizado por Norbert Jürgens (Universidad de Hamburgo, Alemania), el estudio indicó que las termitas devoran la vegetación que sigue a las lluvias intermitentes del desierto.
Así surgen las zonas yermas circulares. Bonachela explica que las termitas destruyen las plantas sobre el termitero, lo que reduce la competencia por el agua y favorece su acumulación. La rápida filtración y la falta de evaporación contribuyen a este fenómeno.
Este proceso deriva en la formación de anillos de vegetación perenne, que facilitan la supervivencia prolongada del ecosistema de las termitas de arena y favorecen la biodiversidad local.
Un estudio aplicable en formaciones similares
En cuanto a si los procesos de creación son los mismos en el caso de los montículos Mima y los heuweltjies, o si los patrones de vegetación son distintos en el caso de ‘ingenieros’ de otra especie, Bonachela hace hincapié en la generalidad del modelo: “Es adaptable a otros ecosistemas, tras estudiar sobre el terreno aspectos fundamentales y necesarios para ajustarlo, como la fauna y la flora que se sospecha están detrás de un patrón. El caso de Namibia nos sirve para mostrar hasta qué punto resulta útil nuestro modelo”, matiza el experto.
Referencias bibliográficas:
Corina E. Tarnita et al. "A theoretical foundation for multi-scale regularvegetation patterns". Nature, 18 de enero de 2017.
Norbert Jürgens. "The Biological Underpinnings of Namib Desert Fairy Circles". Science, 29 de marzo de 2013