Son microcontaminantes difíciles de tratar y podrían ser nocivos

Avanzan en el tratamiento de los compuestos farmacológicos y cosméticos presentes en las aguas residuales urbanas

El Grupo de Ingeniería Ambiental y Bioprocesos de la Universidad de Santiago (USC), dirigido por Juan Lema, estudia desde hace años los microcontaminantes existentes en las aguas residuales urbanas y trabaja en su eliminación. Se trata de sustancias que están presentes en concentraciones muy bajas, por lo que resultan difíciles de tratar. Los más representativos son los productos farmacéuticos y cosméticos, entre los que se incluyen los productos de higiene y los detergentes.

planta piloto
Planta piloto de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la USC

Según uno de los últimos proyectos realizados, “estos compuestos, a diferencia de los contaminantes convencionales, no son peligrosos por su concentración en el medio, sino que su potencial peligrosidad radica en que son sustancias bioactivas, es decir, que fueron diseñadas para ejercer una función en los seres vivos, sobre todo en el caso de los fármacos”, explica el coordinador, Francisco Omil.

Omil destaca que muchos productos se vierten al medio sin haber sido sometidos a un estudio previo sobre sus posibles efectos. Declara que “en la sociedad actual hay un consumo muy importante de fármacos y una fracción de los mismos no se metaboliza, de modo que se expulsa del organismo y va a parar a las aguas residuales”.

Un ejemplo es el abuso que se hace de los antibióticos, con la consecuente repercusión en el ambiente. “El problema es que llevamos mucho tiempo emitiendo todas estas sustancias al medio y nunca se han tenido en cuenta en los sistemas de depuración, puesto que su análisis es muy costoso y, además, aún se desconoce si tienen riesgo para el ambiente y para la salud”, señala.

Ciertos microcontaminantes pueden acumularse en determinados organismos y llegar a ser tóxicos

Está demostrada la influencia que ejercen las hormonas (presentes, por ejemplo, en las píldoras anticonceptivas), que pueden repercutir en el sistema endocrino de ciertos organismos. Así, en algunas especies se ha detectado un incremento anómalo de uno de los dos sexos, debido a la interferencia de estos compuestos en el desarrollo embrionario. También hay documentados casos de compuestos, como determinadas fragancias empleadas en la formulación de cosméticos, que pueden acumularse en los organismos vivos y llegar a ser tóxicas.

El equipo de la USC lleva años trabajando en la detección, estudio y eliminación de estas sustancias en las depuradoras convencionales, puesto que en su diseño nunca se ha tenido en cuenta la presencia de estos microcontaminantes.

“Los análisis de sustancias a tan bajas concentraciones se hacen desde hace poco, puesto que están presentes entre mil y un millón de veces por debajo de los contaminantes convencionales, por lo que resultan difíciles de analizar. Sin embargo, saber en qué concentraciones se encuentran es imprescindible para resolver si tienen un efecto pernicioso sobre el medio, ya que al ser sustancias bioactivas pueden interactuar con otros organismos”, declara Francisco Omil.

Tratar por separado las corrientes con mayor concentración

Aunque la mayoría de estos compuestos se detectan en las aguas residuales urbanas, hay ciertas corrientes que pueden presentar concentraciones mayores, como es el caso de los centros hospitalarios. Una gestión adecuada de las aguas residuales de estos complejos consistiría en separar aquellas corrientes con mayores concentraciones de estas sustancias, para tratarlas in situ mediante pequeñas plantas específicas. “Si se pudiesen obtener corrientes de pequeño volumen y con estas sustancias más concentradas (no diluidas, como ocurre con las aguas urbanas), podrían tratarse de modo localizado y por separado, y no de forma global con el resto de las aguas residuales”, indica Omil.

El investigador señala que el objetivo sería que “cuando las aguas llegasen a la red de saneamiento la mayor parte de esas sustancias se hubiesen minimizado con antelación”. Así, opina que habría que evitar mezclar las aguas residuales con aguas limpias o que no presenten estos microcontaminantes, con el fin de mejorar el sistema de tratamiento. “En la actualidad se descargan en la red de saneamiento de manera conjunta distintos tipos de aguas y, por ejemplo, el agua de la lluvia se mezcla con la urbana, lo que complica su eliminación”, apunta.

Los avances logrados ayudarán a diseñar las depuradoras del futuro

“La finalidad es poder eliminar estas sustancias o ayudar a reducir su concentración”, declara Omil. El equipo ha tratado estos microcontaminantes con diferentes sistemas convencionales de depuración, al tiempo que desarrollan tecnologías avanzadas, y han conseguido resultados importantes. Trabajan con diferentes sustancias representativas, tanto de fármacos como de cosméticos, y de su estudio extraen información de interés para avanzar en su eliminación, ya que, tal como explica el profesor, “no todas se pueden eliminar de la misma manera, sino que en ocasiones se requieren sistemas específicos”.

Los avances que están logrando los investigadores ayudarán a mejorar el diseño de las depuradoras del futuro, destinadas a lograr la eliminación de los contaminantes convencionales y a optimizar la de los microcontaminantes.

Fuente: USC
Derechos: Creative Commons
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