La malnutrición es un problema frecuente en los pacientes sometidos a diálisis y se asocia a un peor pronóstico tanto en términos de supervivencia como de una mayor frecuencia de complicaciones. Las causas que la provocan son múltiples, pero los expertos señalan que no es una desnutrición simple debida sólo a una falta de ingesta, sino que en ella interviene el hecho de que la enfermedad renal crónica (ERC) y la diálisis se asocian a un mayor catabolismo y desgaste calórico y proteico (wasting protein-caloric). Es decir, los pacientes en diálisis a menudo sufren consumición de las reservas de proteínas, en forma de músculo y calorías, situación que empeora su pronostico.
Con el objetivo de avanzar en una detección precoz de las causas de esta malnutrición – que posibilite además medir la evolución y los efectos de los tratamientos terapéuticos –, un equipo médico del Servicio de Nefrología del Hospital General de Segovia examinó los niveles de las hormonas tiroideas que intervienen en el metabolismo (T3L, T4L y TSH) en 32 pacientes (24 en tratamiento de hemodiálisis y 8 en diálisis peritoneal). Este equipo de investigación procedió a la medición de los niveles de las hormonas en los pacientes, aplicando para ello una tecnología novedosa conocida con el nombre de bioimpedancia eléctrica vectorial, que según apuntan los autores de este trabajo, parece ayudar al diagnóstico de la composición corporal en estos pacientes y los valores nutricionales clásicos.
Conclusiones
Los resultados mostraron que “en un 50 por ciento de los pacientes sometidos a diálisis se registra una disminución de la T3L sin que exista enfermedad tiroidea y que además los niveles de T3L se relacionan con otros parámetros de nutrición y sobre todo con la masa muscular medida tanto por técnicas clásicas como con nuevas tecnologías como la bioimpedancia”.
Por lo tanto “los niveles de T3L nos pueden servir como marcador precoz de que está ocurriendo un desgaste muscular, lo que permitirá actuar precozmente y monitorizar la respuesta que se obtiene con las diferentes medidas terapéuticas”, explican los científicos del Hospital General de Segovia.