Un grupo de investigadores ha descubierto la rapidez con que pueden cambiar su dieta habitual los lobos de Alaska, protagonistas de #Cienciaalobestia. Con la drástica disminución de su principal presa en una isla del archipiélago Alexander, los lobos pasaron a cazar nutrias marinas.
Cuando los lobos de una isla en Alaska llevaron al límite de su desaparición a una población de ciervos, decidieron cambiar su régimen nutricional y pasaron a comer principalmente nutrias marinas, según un artículo publicado esta semana la en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). Esto ocurrió en el transcurso de unos pocos años, tal como constataron los científicos de la Universidad del Estado de Oregón y del departamento de Caza y Pesca de Alaska, quienes se sorprendieron al descubrir que las nutrias marinas se convertían en la principal fuente de alimento de un predador terrestre.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores mantuvieron un seguimiento de algunos lobos —provistos de collares GPS— y analizaron sus excrementos a lo largo de cinco años. Así, encontraron que, en 2015, los ciervos eran el alimento preferido de los lobos (representaban el 75 % de su dieta, mientras el otro 25 % correspondía a nutrias).
Las nutrias marinas son un conocido depredador de ecosistemas cercanos a la costa y el lobo figura entre los superdepredadores más famosos en los sistemas terrestres
Posteriormente, en 2017, observaron que los lobos consumieron primordialmente nutrias marinas (el 57 % del total de su dieta), mientras que el porcentaje de la que había sido su principal presa, el ciervo, descendió al 7 %. Este último patrón de alimentación se mantuvo hasta el año 2020, el final del periodo de estudio.
"Las nutrias marinas son un conocido depredador de ecosistemas cercanos a la costa y el lobo figura entre los superdepredadores más famosos en los sistemas terrestres", afirma Taal Levi, profesor asociado en la Universidad de Oregon. De ahí que, a su juicio, fuese “bastante sorprendente” que las nutrias marinas se hubieran convertido en la principal fuente de alimentación de los lobos, porque se trata de un “gran depredador sirviendo de alimento a otro superdepredador”.
Los investigadores suponen que los lobos y las nutrias tienen una posible historia común en el área de estudio, Pleasent Island, una zona adyacente a Glacier Bay (a unos 60 kilómetros al oeste de la ciudad de Juneau). Se trata de una isla de aproximadamente 50 kilómetros cuadrados, deshabitada, y accesible únicamente por barco o hidroavión.
Durante el siglo XIX y parte del XX, las poblaciones de nutrias marinas de esta región fueron eliminadas por la caza descontrolada que estimulaba el comercio de pieles. En cambio, las poblaciones de lobos del sudeste de Alaska sobrevivieron, porque estos no fueron cazados hasta la extinción.
En las últimas décadas, particularmente tras la reintroducción y protección legal de las nutrias marinas, las poblaciones de ambas especies se han recuperado y han vuelto a coexistir, brindando nuevas oportunidades para las interacciones depredador-presa.
Esta renovada convivencia posibilitó el estudio específico de la manada de lobos en Pleasant Island y el continente adyacente. Así, la bióloga Gretchen Roffler y un equipo de investigadores estatales de Alaska recolectaron 689 excrementos de lobo, muchos a lo largo de la costa de la isla.
Un lobo arrastra el cadáver de una nutria, cerca de la costa, en Alaska. / Alaska Department of Fish and Game
Estas muestras se examinaron en el laboratorio de Oregon, utilizando herramientas de diagnóstico molecular, como la caracterización genética (los llamados códigos de barras de ADN) y el genotipado de heces, para identificar ejemplares y determinar sus dietas. Además, se colocaron rastreadores GPS en una docena de lobos, tanto de la isla como del continente, para saber si los lobos nadaban entre tierra firme y territorio insular (algo que se conocía que hacían en otros sitios). Con estos datos determinaron que la manada de lobos de la isla era estable y que los lobos continentales no cruzaban a cazar allí.
Otra información que se evidenció gracias al estudio fue que los lobos cazaban a las nutrias marinas cuando estas se encontraban en aguas poco profundas o descansando muy cerca de la costa, expuestas por la marea baja. Roffler sostiene que, hasta el momento en que la dieta de los lobos cambió drásticamente, estos comían “de vez en cuando” alguna nutria que había aparecido muerta en la playa. Sin embargo, el hecho de que los lobos hayan empezado a perseguir a sus presas marinas (incluso a arrastrarlas a la tierra, por encima de la línea de marea) indica que esto que aprendieron tan rápidamente se ha convertido en un patrón de comportamiento generalizado en toda la manada.
La historia reciente dice que después de que los lobos colonizaran Pleasant Island, en 2013, la población de ciervos de la isla se desplomó. El profesor Levi reconoce que, en ese momento, creyó que los lobos abandonarían la isla o terminarían desapareciendo. Para su asombro, los lobos permanecieron y la manada creció en una densidad que no se había visto anteriormente en sus poblaciones. Según deduce el científico, la razón principal de ese incremento ha sido la disponibilidad de nutrias marinas como fuente de alimento.
Este fenómeno fue documentado por el equipo de investigación en todo el archipiélago Alexander, el grupo insular del sureste de Alaska en el que se sitúa la isla Pleasant, un trabajo que ahora se amplía hacia el Parque Nacional y Reserva Katmai, que se encuentra en el suroeste de Alaska (a algo más de 1.000 kilómetros de Pleasant Island), para estudiar allí sus poblaciones de lobos y nutrias marinas.