En unas cajoneras enormes, perfectamente clasificados, Antonio Rosas guarda centenares de fósiles procedentes de sus excavaciones en la cueva de El Sidrón (Asturias). Pertenecen a neandertales, esos “humanos distintos a nosotros” que, antes de su extinción hace unos 30.000 años, nos dejaron una huella genética fruto de su hibridación con nuestros antepasados sapiens.
¿En qué consiste su trabajo, la paleoantropología?
En seguir el mandato socrático, 'conócete a ti mismo'. Estudiamos la evolución humana y la ciudadanía en general tiene un interés claro y legítimo en conocer su pasado y su trayectoria evolutiva. Hay un sentimiento innato en conocer nuestro origen.
¿Qué papel y qué importancia tienen los neandertales en nuestra evolución?
Una importancia capital. Los neandertales son la especie humana más parecida a la nuestra. Son como el espejo donde nos miramos. Al compararnos con ellos podemos encontrar cuáles son las características que nos definen. Al ser la especie más cercana compartimos con ellos muchos aspectos de nuestra biología y nuestro comportamiento. Sin embargo, aquello que no compartimos es lo que nos hace particularmente sapiens.
En su libro se refiere a ellos como una forma distinta de ser humanos...
Acabo de publicar un artículo en la Revista de Occidente sobre esta disyuntiva. Hace unos 80.000 años –muy poco tiempo en términos geológicos– en el planeta existieron diferentes especies humanas cuyo fenotipo y aparentemente su comportamiento era parecido al nuestro, pero no exactamente igual. Eran humanos, pero no como nosotros. Estamos en el umbral de explorar qué significa eso que llamamos ‘humanos’ cuando sabemos que ha habido otros seres que comparten esas características pero no son idénticos a nosotros. Se nos abre la posibilidad de que haya habido diferentes maneras de ser humano.
Eso nos llevaría a debates filosóficos sobre qué significa ser humano.
Precisamente en ese artículo exploro estas cuestiones. No propongo respuestas, más bien planteo preguntas. No solamente el estudio de los neandertales es fundamental en este tema, sino la paleontología humana en general. Por ejemplo, el Homo floresiensis es una especie que se descubrió hace unos años en la isla indonesia de Flores. Los últimos ejemplares vivieron hace apenas 23.000 años y fueron unos humanos completamente distintos, con un cuerpo y un cerebro muy pequeños y, aparentemente, una cultura material muy desarrollada.
También se han descubierto poblaciones de lo que llamamos Homo erectus en Asia y, gracias a los estudios paleogenéticos, el grupo de los 'Denisovanos', que son un linaje genéticamente parecido a los neandertales. Aparecieron en una cueva de Siberia una falange y un diente, de ahí se extrajo el genoma y se comprobó que era suficientemente distinto tanto al de los neandertales como al de los sapiens como para constituir un linaje distinto. Pero solo les conocemos a través del ADN, no tenemos una imagen física de ellos.
Las técnicas genéticas han permitido comprobar que hubo un cruce o hibridación entre los humanos primitivos y los neandertales. ¿Cuánto tenemos de neandertales?
Un estudio reciente ha ratificado que hemos heredado en torno a un 2% de genes de los neandertales, algo que ya planteamos en la investigación del genoma neandertal. La paleogenética está creciendo a una velocidad pasmosa y nos está permitiendo explorar la historia evolutiva humana desde el punto de vista genético. Eso hace unos años era ciencia ficción.
Así que durante un tiempo convivimos con los neandertales.
Sí. Los neandertales tienen una historia evolutiva de aproximadamente medio millón de años. Nosotros como especie surgimos en África hace unos 150.000 años. Durante un tiempo hubo una coexistencia en el planeta: los neandertales vivían en Eurasia y nosotros en África. Llegó un momento en que los humanos modernos salieron del continente africano y entonces se produjo la hibridación y la coexistencia, al menos en un sentido geográfico, durante unos milenios.
También se sabe bastante, a partir de las investigaciones paleontológicas, sobre el modo de vida de los neandertales. ¿Cómo vivían?
Eran básicamente cazadores-recolectores. Vivían de la caza y la combinaban con la recolección de pequeños animales, frutos, tubérculos... Además vivían en grupos bastante reducidos, tenían un índice de endogamia alto y, a partir del material de El Sidrón comprobamos que eran las hembras las que cambiaban de grupo y área geográfica. En cuanto a su dieta, algunos investigadores les han denominado hiper carnívoros por su alto consumo de proteínas. Como tenían un cerebro y un cuerpo muy grandes, para su mantenimiento necesitaban energía que conseguían del consumo de grasas y carnes.
Incluso han inferido que tenían alguna habilidad para el lenguaje.
Publicamos un estudio genético pionero sobre el único gen que conocemos que está relacionado con la capacidad del habla, y que ratificó una idea que muchos compartíamos previamente: los neandertales necesariamente tendrían algún tipo de facultad para el habla porque toda su sociedad era relativamente sofisticada. No se puede concebir una forma de vivir siendo cazadores-recolectores sin comunicación.
Otra prueba de esa sofisticación de la sociedad neandertal serían algunas manifestaciones estéticas y culturales.
Sin duda y es una de las paradojas de los neandertales. Su anatomía es primitiva y sin embargo lo que sabemos, especialmente de los últimos neandertales, es que sus cualidades culturales se acercan a la sofisticación propia de los humanos modernos: capacidad simbólica, estética, enterramiento de los muertos... Algunos investigadores proponen también la producción de arte, aunque fuese muy primitivo. Estamos en ese debate porque aún no ha habido ningún descubrimiento que pueda ratificar que los neandertales hacían arte.
¿Cómo es el proceso de trabajo antes de llegar a todas estas conclusiones?
Para empezar, caminante no hay camino... Si te dedicas a la paleontología, excavas y encuentras restos de neandertales, ese primer contacto ya te permite hablar en primera persona. Después te preguntas por qué ese hueso aparece entero o roto. Como encuentras otros alrededor, compruebas si los demás están enteros o rotos y empiezas a extraer conclusiones. Al final vas construyendo un escenario. Comparas también la forma de ese húmero con la de los huesos de neandertales del sur de Francia, ves que son iguales o parecidos y sin embargo constatas diferencias con los húmeros de los sapiens. Y así concluyes que esas diferencias son de carácter genético y producto de la evolución. La siguiente pregunta es: ¿qué ha pasado para que se produzca esa diferenciación? Casi nunca podemos responder a los porqués, sino que solemos responder a cómo son las relaciones entre las cosas.
¿Crees que se enseña desde la escuela en qué consiste en grandes líneas el método científico y a pensar desde el punto de vista científico?
Cada día más, pero en términos generales, no. Tenemos una herencia escolástica en nuestra manera de pensar y es difícil desprenderse de ella.
Volvamos a los neandertales. En cuanto a su extinción, hay hipótesis diferentes. ¿Hasta qué punto fue la competencia con nosotros, en la cual habríamos salido ganando, la que acabó con los neandertales?
El tema es largo. El escenario es que los neandertales se extinguen –eso está confirmado a partir de las excavaciones–, como tantas y tantas especies. ¿Por qué? Hay una cosa cierta: el momento cronológico de su extinción coincide con la llegada a Europa de los humanos modernos, los cromañones. La interpretación al uso consiste en decir que estos, con un equipamiento cultural más sofisticado, terminan desplazando ecológicamente a los neandertales. Pero en algunas zonas nunca hubo contacto entre ambas especies, ¿entonces por qué se extinguieron? Alternativamente se plantea que los neandertales tenían una adaptación a unos ambientes boscosos y más cálidos, a espacios cerrados, para una caza al acecho. En ese contexto la llegada de los humanos y el deterioro del clima irían a la par.
En un contexto como el actual, en el que predomina una visión utilitarista de la ciencia, a la que se vincula con el desarrollo tecnológico, ¿qué espacio les queda a disciplinas como la paleoantropología?
Dentro del CSIC también hay investigadores que se dedican a la egiptología o a la filosofía, que son ejemplos de estudios no productivos en el sentido tecnológico del término. Afortunadamente tenemos algunos espacios para estos ámbitos, no es algo tan radical. Creo que lo que hay que contraponer es el valor que tienen per se el conocimiento y la cultura. ¿Queremos una sociedad que sea tecnológicamente avanzada y personalmente inculta, donde las personas no sepan vivir en sociedad? La cultura no deja ser una forma de domesticación para permitirnos vivir en sociedad y saber poner límites a nuestros comportamientos cuando afectan al prójimo.
¿Cómo beneficia al ciudadano tener esa mayor cultura científica?
Una sociedad culta significa que tiene un amplio espectro de conocimiento sobre sí misma y sobre el mundo que la rodea. Las sociedades occidentales podemos considerarlas como sociedades cultas. Una de las cosas que exuda esa cultura es un conocimiento cada vez mayor de la medicina, que hoy no solo es una cuestión meramente tecnológica, es también el conocimiento de la fisiología, la genética, el comportamiento, la sociología y la psicología del paciente, etc., es decir, todos son ámbitos que redundan en una cada vez mejor medicina. Y una mejor medicina nos prolonga la vida. Las sociedades cultas, entre otras cosas, producen individuos más longevos. No sé si eso mejora al individuo, que lo decida él mismo.
También habrá oído que la sociedad española es considerada más inculta científicamente que otras...
Sí, me parece evidente.
¿Identifica las causas que explicarían este déficit?
Yo tengo una opinión, pero esta tarea corresponde a historiadores y sociólogos. Nosotros tenemos un retraso secular en muchos ámbitos que estamos cortocircuitando a velocidad de vértigo. Por ejemplo, la sociedad española tenía un retraso secular en el conocimiento de la evolución humana. Los descubrimientos de Atapuerca, el Sidrón y otros yacimientos han cortocircuitado décadas de retraso y la demanda social era evidente.
¿Por qué dice esto?
La sociedad ha sido y sigue siendo receptiva porque uno quiere conocer su origen. Esto es un ejemplo, pero hay otros muchos. Por otro lado, y esta es mi particular opinión, ¿cómo vamos a fundamentar una educación sólida si cada cuatro años cambiamos la ley? No tenemos un programa sólido de lo que tiene que ser la formación del ciudadano de a pie.