El empeño de Azucena Bardají (Barbastro, Huesca, 1974) es llevar a los países pobres la protección sanitaria que disfrutan los niños del primer mundo. Por eso, vive entre Barcelona y Mozambique, donde se dedica a evaluar las vacunas suministradas a mujeres embarazadas. Su objetivo es proteger a través de la placenta a los recién nacidos contra dolencias como la tos ferina y la bronquiolitis, que diezman la vida de muchos bebés en los países en vías de desarrollo.
Azucena Bardají, investigadora del Instituto de Salud Global de Barcelona (IS Global), ha enfocado su pasión científica en hacer llegar los avances médicos del primer mundo a los países más pobres. Por su trabajo, este año ha sido una de las premiadas por el programa For Women in Science L'Oréal-Unesco.
Ha investigado en malaria con Pedro Alonso –actual responsable de la lucha contra esta enfermedad en la Organización Mundial de la Salud– y ahora, gracias a un Contrato Ramón y Cajal, dirige un proyecto para lograr avances en la inmunización materna y reducir la mortandad de los recién nacidos en países de escasos recursos.
Tu investigación está ahora centrada en la inmunización materna. ¿En qué consiste tu trabajo?
Trato de entender cuál es la carga de enfermedades como la tos ferina, la infección por el virus respiratorio sincitial –principal causante de las bronquiolitis– o el virus de la gripe en mujeres embarazadas y en sus recién nacidos en poblaciones de países en vías de desarrollo.
Esto es necesario para evaluar vacunas que se administren durante el embarazo y reduzcan la mortalidad infantil. Algunas de estas vacunas, como la del virus respiratorio sincitial, están aún en fase I y otras, como la de la gripe y la tos ferina, ya se usan en países desarrollados. Sin embargo, en el tercer mundo apenas existen datos ni recomendaciones. Y nuestro objetivo es mejorar las políticas de inmunización materna en estas regiones.
Entonces los bebés ya vendrían con esta protección puesta…
Las primeras vacunas de la infancia se reciben a los dos meses de vida, que son los de mayor vulnerabilidad de los bebés. En esta fase, pueden desarrollar una tos ferina o una bronquiolitis. Vacunar a la madre durante el embarazo para que transfiera esos anticuerpos al feto a través de la placenta permitiría que los niños al nacer ya tuvieran esa protección y no sufrieran enfermedades que causan una gran mortalidad en los países donde los sistemas de salud son débiles.
¿En qué fase se encuentra el trabajo?
Ahora vamos a comenzar un estudio descriptivo para entender la epidemiología de estas enfermedades en mujeres gestantes y en sus recién nacidos en Maniça (Mozambique). Uno de nuestros intereses es evaluar la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina celular [DTP] en embarazadas y entender qué protección puede conferir a los niños en un contexto donde el VIH y la malaria endémica pueden afectar a la eficacia de esas vacunas.
Por lo que dices, la inmunización materna es un tema de creciente interés en todo el mundo.
Sí. Los principales grupos farmacéuticos que trabajan con vacunas están investigando en este campo. También hay firmas más pequeñas que están llevando a cabo trabajos muy interesantes. Hay ensayos de estas empresas en el primer mundo.
Y ahora tratáis de que esto llegue a países pobres…
Nuestro papel es llevar la evaluación de las vacunas a países con menos recursos. Que no sean solo evaluadas en países como EE UU, Europa o Canadá, sino también en países más pobres, porque es la única manera de incidir en políticas de salud para que sean también recomendadas en esos países.
Azucena Bardají fue una de las ganadoras de las bolsas de investigación del programa For Women in Science L'Oréal-Unesco. / Paco Nuevo / L’Oréal
¿Por qué te llamó la atención la inmunización materna?
Primero, porque es un área novedosa en el ámbito de la salud global y a la que no se le ha dado suficiente importancia ni financiación. Ahora, con el escaso progreso que ha habido en los objetivos de desarrollo del milenio, en particular en la reducción de la mortalidad neonatal, se está empezando a valorar la necesidad de investigar en herramientas que disminuyan la mortalidad en las primeras semanas de vida. De ahí el mayor interés por la inmunización materna, que ha abierto oportunidades de financiación en este ámbito. En el mundo hay cada vez más grupos investigando, aunque en España, de momento, somos los únicos.
¿Cuánto tiempo vas a estar con este proyecto en Mozambique?
He empezado este proyecto con un contrato Ramón y Cajal hace un año y medio. La idea es prolongarlo otros cuatro años más hasta 2020. La iniciativa está liderada desde el Instituto de Salud Global de Barcelona, pero se lleva a cabo en el Centro de Investigación de Salud de Maniça, que estudia enfermedades causantes de un importante impacto en la población local. El centro ha surgido de la colaboración del Hospital Clinic y de otras entidades del Gobierno de España, a través de la Secretaría de Estado de Cooperación y de instituciones mozambiqueñas.
¿Por qué te sentiste atraída por aplicar la investigación en países en vías de desarrollo?
Desde el principio de mi carrera, tuve claro que quería dedicarme a mejorar la salud de las poblaciones más vulnerables en países con menos recursos, y tuve la suerte de entrar en contacto con el Grupo de Investigación de Medicina Tropical y Salud Internacional del Hospital Clinic de Barcelona, liderado por el doctor Pedro Alonso. Di mis primeros pasos en Mozambique, evaluando tratamientos contra la malaria en el embarazo. Y ahora sigo en la misma línea con el nuevo proyecto de inmunización materna contra enfermedades respiratorias.
¿Dónde te ves cuando acabe la beca Ramón y Cajal?
El contrato Ramón y Cajal te permite cubrir tu salario como investigador y darte una estabilidad durante el tiempo que dura, que son unos cinco años. Estamos siempre buscando financiación. La beca de L’Oréal-Unesco que me han concedido servirá para cofinanciar otros proyectos. Me veo continuando en el ámbito de la investigación, fortaleciendo nuestro grupo de inmunización materna, que es un área en la que queda mucho por hacer.
¿Colaboráis con organismos internacionales?
Sí. Trabajamos en red con grupos extranjeros, esto es constante. Además de la colaboración con la propia OMS a través de su programa de vacunas, participamos en redes internacionales sobre seguridad de vacunas como la Brighton Collaboration, una red que trata de armonizar todas las metodologías de investigación de vacunas en general y también las de embarazadas.
¿Qué dificultades has encontrado en tu trabajo?
Las dificultades vienen de largo porque los recortes en investigación han sido muy importantes, pero hay que ser creativos y no mirar solo de puertas adentro. Exploramos posibilidades de financiación internacional de cualquier tipo, ya sean públicas a través de convocatorias de la UE, como privadas. De momento, en nuestro proyecto de inmunización materna no tenemos ayuda de filántropos o fundaciones privadas, pero estamos presentando propuestas a organizaciones extranjeras como la Fundación Bill y Melinda Gates. Es un territorio muy competitivo.