España es uno de los países de mayor biodiversidad de Europa, pero aún no se conocen todas las especies que lo habitan y se ignora el número de especies que desaparecen. Con motivo del Día Internacional de la Biodiversidad que se celebra el 22 de mayo, Antonio G. Valdecasas, investigador en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), recuerda la importancia de las nuevas formas de la taxonomía para seguir describiendo especies.
¿Cómo ha cambiado –si lo ha hecho– la consideración de la biodiversidad en España en los últimos años?
Aparentemente hay una mayor sensibilización y conocimiento de la biodiversidad. Sin embargo, su impacto en las decisiones de carácter económico o político es prácticamente nulo.
¿Con qué problemas se enfrenta ahora?
Habría que repasar los distintos ecosistemas. Yo estoy especialmente familiarizado con las aguas continentales, que estudio desde hace más de 30 años. He asistido a un declive progresivo de la diversidad acuática, sobre todo por el aumento de la influencia humana, ya sea por la vía 'invasiva' (es decir, multiplicación de urbanizaciones), o la vía 'explotativa' (en pocas palabras, una población mayor tiene más demandas de agua, y eso implica un coste).
¿Y en el futuro?
No me parece que el futuro vaya a mejorar las cosas, no se cambian tan fácilmente las tendencias. Ya lo decía el mejor ecólogo que ha tenido este país, Ramón Margalef, en 1998, en la presentación de un trabajo sobre lagunas continentales españolas: “Una fracción considerable de ambientes acuáticos han sobrevivido malamente y al fin, han sucumbido arrastrando poblaciones y especies a su extinción”.
En nuestro país se siguen descubriendo especies nuevas, lo que demuestra la gran diversidad que alberga, pero ¿crees que quedan muchas por descubrir?
Sí, sobre todo dentro de los invertebrados y lo que se viene denominando la 'biodiversidad escondida', principalmente los hongos microscópicos. Lo que hay que aumentar es el esfuerzo de muestreo en hábitats raros y zonas remotas (si es que quedan).
¿Cuál es el ritmo de extinción? ¿Se siguen extinguiendo especies antes de que lleguen a ser descubiertas?
Eso no lo puede asegurar nadie. El año pasado se afirmó que cada año se extinguen entre 10.000 y 50.000 especies en el planeta. Esa afirmación no está contrastada y es difícil hacerlo, no solo porque no se estén extinguiendo, sino porque no hay especialistas (taxónomos) suficientes que lo puedan comprobar. No se deben hacer afirmaciones tan gratuitas. Al principio parece que alertan y al final insensibilizan en el marasmo de las cifras millonarias sin matizar.
La taxonomía contribuye al conocimiento de nuestro entorno. ¿Cómo ha evolucionado esta ciencia en los últimos años o décadas?
La taxonomía es una disciplina con baja consideración científica. En parte se debe a la dejación del desarrollo del soporte teórico de su actividad, de forma que arrastramos el sambenito de 'colectores de sellos'.
¿Cómo se ha llegado a esto?
Es el resultado de una situación compleja. Los tópicos se repiten. Un ejemplo de ello es que al descubrir una especie se le pone un nombre, pero los nombres no son apelativos caprichosos. En taxonomía biológica reúnen tres propiedades importantes: singularizan un organismo, permiten la recuperación de información acumulada sobre él y –lo más importante– son hipótesis de parentesco. Si nombro un cráneo nuevo como Homo acuaticus (es un ejemplo), ya estoy diciendo que ese organismo está emparentado más cercanamente con las otras especies del género Homo que con ningún otro animal o vegetal.
Pero la taxonomía se ha modernizado con la cibertaxonomía…
Sí, es una manera nueva de entender la actividad taxonómica. Implica el uso de nuevas tecnologías y una forma diferente de relacionar el circuito taxonómico con los especialistas y con otras disciplinas biológicas, como ecólogos, conservacionistas, etc. La cibertaxonomía no es el uso de internet para el estudio de la biodiversidad, sino una forma nueva de entender la taxonomía y su acceso estandarizado a la comunidad académica y el público interesado, facilitada por los recursos tecnológicos –que no se acaban en internet–.
Cerca de 30 especialistas –informáticos, biólogos, sociólogos, etc.–, nos reunimos en noviembre de 2010 en nueva York (EE UU) para proponer un plan de cartografiado de la biosfera. Se publicará un artículo que recoja esta propuesta. En esa reunión planteamos unos objetivos, revisamos los impedimentos y acordamos unas necesidades no solo de trabajo, sino también para que los formatos de los productos finales puedan tener un uso multidisciplinar.
¿Cuál es el principal reto de los taxónomos españoles?
Contribuir al desarrollo teórico de la taxonomía. Hemos vivido un parón de desarrollo teórico de unos 70 años, pero no solo en España, sino en todo el mundo.