El sociólogo y politólogo estadounidense Robert Fishman valora positivamente la honestidad y rapidez del recuento electoral en España, frente al modelo estadounidense que "es mucho más lento y está muy sujeto al riesgo de fraude electoral". En el lado negativo, destaca la debilidad de la garantía del secreto del voto, la descalificación de las manifestaciones y la falta de tolerancia mutua entre los políticos españoles.
Robert Fishman, profesor de sociología en las Universidades de Notre Dame y Harvard (EE UU), analiza el futuro de las democracias del mundo en el departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M). Fishman participa en el programa CONnecting EXcellence de atracción de talento que cuenta con el apoyo de la Unión Europea, el Ministerio de Economía y Competitividad y el Banco Santander.
¿Qué aspectos concretos investiga sobre las democracias?
Los objetivos son, en primer lugar, la identificación y conceptualización de las dimensiones de variación entre las democracias – es decir, las facetas de la vida política que varían entre una democracia y otra – y en segundo lugar, la especificación de los determinantes que ayudan a situar las democracias en esas dimensiones en mejor o peor posición en un ranking. Hay mucho trabajo académico sobre este tema pero existe mucho desacuerdo tanto sobre el propio vocabulario que se utiliza para analizar la variación entre las democracias como sobre los instrumentos analíticos más útiles. Estoy procurando avanzar en la mejora de ese vocabulario y en los instrumentos de estudio que se utilizan en este campo de trabajo.
¿Qué variaciones puede haber entre democracias?
Hay muchísimos elementos de diferenciación entre las democracias, como por ejemplo: el grado de inclusión política de los sectores económicamente desfavorecidos, el tipo de discurso utilizado por políticos y activistas, el grado de autenticidad de las garantías básicas de la democracia (como el voto secreto), etc.
¿Cuáles son las causas de estas diferencias?
Se deben en parte a los legados de la historia de las acciones políticas que se han llevado a cabo en el pasado. Hay algunas herencias del pasado que sobreviven en forma de cultura predominante. Hay otras que sobreviven debido a la configuración de las instituciones formales y las leyes escritas. También hay diferencias que se deben a consideraciones estructurales que no se cambian tan fácilmente.
¿Existe alguna democracia perfecta?
Seguramente no. Pero hay diferencias entre las democracias en su grado de autenticidad, calidad, profundidad y consolidación. Muchas veces una ventaja de una democracia en una determinada dimensión no viene reflejada o secundada en otras dimensiones. En ese sentido, la gran calidad del debate parlamentario en la democracia británica es un ejemplo a seguir. El discurso público británico – especialmente en el propio parlamento – refleja la gran promesa de la democracia mucho más que el discurso político cotidiano en mi propio país (EEUU). Pero en otras dimensiones la democracia británica tiene sus propios déficits. La democracia supone en principio la igualdad política entre todos los ciudadanos pero Gran Bretaña es menos igualitaria que muchos otros países europeos.
¿Cuáles son las características o parámetros que permiten analizar una democracia?
Las dimensiones básicas que identifico son la autenticidad, calidad, profundidad y consolidación, pero cada una se fundamenta en diferentes indicadores. Algunos son fáciles de constatar y medir, pero otros no. Por ejemplo, el grado de corrupción en un sistema político no es fácil de medir, porque casi por definición se suele ocultar. Hay intentos de medirlo pero son muy imperfectos. Y hay otras facetas de la vida política que también resultan más difíciles de estudiar de forma empírica de lo que quisiéramos los científicos sociales. Uno de los componentes de mi investigación es precisamente metodológico y se centra en la elaboración de formas de operacionalizar las inquietudes conceptuales que impulsan el estudio de la variación democrática.
¿Cómo evaluaría o calificaría la calidad democrática de España?
La democracia española tiene logros importantes, pero también varios déficits significativos. Es obvio, y lo dice todo el mundo, que la consolidación de la democracia en un país que había tenido una historia de enfrentamientos graves fue un logro muy importante de la época de la transición y de los años posteriores. La honestidad y rapidez del recuento electoral es otra virtud importante. En EEUU, el recuento de los votos es mucho más lento y está muy sujeto al riesgo de fraude electoral. Sin embargo, la democracia española sí ha tenido varios problemas fuertes de los cuales me gustaría recalcar tres: la debilidad de la garantía del secreto del voto de los ciudadanos, la descalificación de las manifestaciones y de las voces de descontento por parte de algunos políticos y cierta falta de tolerancia mutua entre algunos actores políticos. El debate y el desacuerdo son muy sanos, incluso necesarios, en una democracia pero la falta de tolerancia mutua solo trae problemas.
¿Afecta de alguna manera a la democracia la ruptura del bipartidismo?
Afecta, pero hay mucho debate sobre este tema entre los defensores y los críticos del bipartidismo. Los sistemas multipartidistas les ofrecen a los votantes un encaje superior entre las preferencias de los votantes y la oferta de los partidos. Es más fácil en un sistema multipartidista que cada votante encuentre un partido que concuerde de verdad con su propio ideario. Pero por otro lado, en una democracia bipartidista los propios votantes escogen el gobierno, eso sí, entre opciones que muchas veces no convencen del todo a amplios sectores del electorado. En una democracia multipartidista y parlamentaria los propios parlamentarios y el liderazgo de los diferentes partidos políticos han de escoger la combinación de apoyos operativa para conseguir una mayoría parlamentaria y la formación de un gobierno, en función de los escaños que le tocan a cada partido.
¿A qué retos se enfrenta la democracia actual?
Muchos. Uno muy importante tiene que ver con la capacidad de decisión y de elaboración propia de políticas públicas en los países miembros de la UE y, sobre todo, de la zona del euro. Este tema ha sido el punto central de un libro publicado recientemente por uno de mis colegas del departamento de Ciencias Sociales, de la UC3M, Ignacio Sánchez-Cuenca. Otros retos tienen que ver con el respeto mutuo, la tolerancia política, que es esencial en una democracia. Y hay muchos más retos.