La fracturas y traumatismos observados en esqueletos encontrados tras excavar un edificio de esta antigua ciudad romana se debieron a que, simultáneamente a la famosa erupción del Vesubio en el año 79 d. C., hubo grandes derrumbes por terremotos. Así lo indica un nuevo estudio que proporciona una historia más completa del desastre.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia presentan en la revista Nature un nuevo sistema de construcción que, en caso de daños catastróficos, permite aislar las partes dañadas de un edificio para evitar la propagación de grandes fallos a toda la construcción. El método se ha fijado en la capacidad que tienen algunos reptiles de mudar la cola para escapar de los depredadores.
El seísmo de magnitud 7,6 que sacudió el 1 de enero la tranquila prefectura de Ishikawa ya ha dejado cerca de 80 muertos y otros tantos desaparecidos. Construcciones antiguas y una población envejecida en este territorio, alejado de grandes urbes como Tokio, han contribuido a que el impacto fuera mayor en uno de los países mejor preparados del mundo para este tipo de desastres.
Las señales generadas por un terremoto marciano y el impacto de un meteorito han permitido al ‘aterrizador’ InSight de la NASA sondear el núcleo líquido del planeta rojo. Los resultados revelan que está compuesto por hierro con abundante azufre y elementos ligeros como el oxígeno y el hidrógeno, además de ofrecer nuevas pistas sobre la evolución del vecino de la Tierra.
Chile y Perú son dos de los países con más actividad sísmica del mundo. Desde tiempos remotos, sus habitantes enfrentan esta amenaza para las edificaciones. Sorprendentemente, las contribuciones del antiguo conocimiento prehispánico podrían haber supuesto que algunas construcciones hayan resistido los siglos y los sismos. Por ello, podrían servir de inspiración en nuevas estructuras sismorresistentes.
Un gran seísmo sacudió Turquía y Siria a comienzos de febrero y se cobró más de 50.000 vidas. Desde que existen registros, el terremoto con más víctimas del que se tiene constancia ocurrió en China en 1556, con cerca de 830.000 fallecidos, mientras que en Chile se detectó en 1960 el de mayor magnitud: 9,5. Los cinco más fuertes se asocian con devastadores tsunamis.
El seísmo, de magnitud 7,8, ha tenido lugar en la falla de Anatolia oriental, afectando al sur de Asia Menor. Los autoridades turcas y sirias han contabilizado inicialmente centenares de fallecidos, pero los expertos estiman una cifra final de miles de muertos.
Según un nuevo estudio, el núcleo interno de nuestro planeta se habría frenado hasta alcanzar la misma velocidad de rotación que las capas más externas, o incluso ligeramente inferior. Desde la superficie lo veríamos como si se hubiera parado, o en dirección contraria. Lo explican investigadores del Instituto de Geociencias (CSIC-UCM), quienes aclaran que es poco probable que estos pequeños cambios tengan efectos apreciables.
Tras analizar decenas de terremotos, dos científicos chinos han deducido que el corazón de hierro de nuestro planeta se ha podido frenar recientemente y aparentemente girar en sentido contrario a como lo hacía antes, en un ciclo de oscilación de unas siete décadas. Estos cambios se asocian a ligeras variaciones en el campo magnético y la duración del día en la superficie terrestre.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid y de IMDEA Materiales han desarrollado y patentado un sensor de terremotos que funciona sin baterías, ofrece gran sensibilidad, resiste condiciones adversas y permite visualizar las señales en cualquier dispositivo con internet. Está basado en el efecto triboeléctrico, el mismo que se produce al frotar un peine por el pelo.