Los estudiantes de instituto procedentes de familias de bajos ingresos obtienen mejores calificaciones en las asignaturas de ciencias cuando logran calmar sus emociones negativas antes de los exámenes. Así lo indica una nueva investigación que analiza cómo la inseguridad influye en el éxito académico.
Esta semana se han entregado los primeros NanoKits, maletines con experiencias ‘nano’ vinculadas con asignaturas de secundaria obligatoria y bachillerato, que se distribuirán por centros educativos de Cataluña. El objetivo es incorporar la nanociencia y la nanotecnología a los contenidos que se imparten en las aulas.
Un informe sobre la educación en ciencias de la computación en España revela que esta disciplina es un concepto confuso en nuestro país. La enseñanza de la programación informática está empezando a implantarse, aunque por el momento, solo en el ámbito educacional no formal. El trabajo ha sido realizado por Google, Everis y la FECYT.
Un estudio exploratorio con 134 estudiantes de ESO y Bachillerato ha detectado problemas de control de la comprensión lectora en textos científicos, que se hacen más notables en alumnos de 3º de la ESO.
Ya hay ganadores de la segunda edición del concurso internacional ‘Beamline for Schools’, dos equipos de Florencia (Italia) y Johannesburgo (Sudáfrica). Esta iniciativa propone a grupos de estudiantes de secundaria realizar un experimento con uno de los haces de partículas del laboratorio. De los 119 equipos seleccionados 24 procedían de España, primer país en porcentaje de participación. Tres equipos españoles llegaron a la final entre las 13 mejores propuestas.
En un futuro próximo, los que no manejen el código informático serán los nuevos analfabetos, advierten los expertos. O programas o te programan. Por eso, en Europa y en EE UU afloran iniciativas para que los niños aprendan ya en la escuela esta destreza cada vez más indispensable. En España, Google ha elegido el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología para impartir talleres donde los niños crean juegos y aplicaciones.
Los buenos estudiantes fuman menos, según un estudio en el que participa la Universidad Carlos III de Madrid y que destaca que los alumnos de secundaria que no cuentan con el consentimiento de los padres para fumar también consumen menos cigarrillos.
Uno de cada cinco jóvenes que no completa la educación obligatoria deja los estudios porque no le gustan. Asimismo, el 17% de los abandonos se producen antes de que este tipo escolarización concluya, según un estudio de la Fundación Bancaja y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas.
Los adolescentes y universitarios no son conscientes de las consecuencias negativas derivadas del consumo de alcohol, ni siquiera de la posibilidad de desarrollar un proceso adictivo. Además, los más jóvenes empiezan cada vez antes el consumo, en mayor cantidad y con bebidas de más graduación, según un estudio liderado por la Universidad de Valencia.