Un proyecto internacional denominado ArchaeoGLOBE reconstruye cómo se han usado los suelos en todo el mundo desde la revolución neolítica y su impacto en los ecosistemas. Los datos revelan un planeta intensamente transformado por cazadores-recolectores, agricultores y pastores hace ya 3.000 años, mucho antes de lo propuesto tradicionalmente
Un grupo de arqueólogos alemanes ha descubierto la evidencia más temprana de vida prehistórica a gran altitud en Etiopía. No se sabe si estos yacimientos estuvieron habitados permanentemente, pero lo que sí está claro es que hace 45.000 años había poblaciones viviendo en las montañas Bale, a unos 4.000 metros sobre el nivel del mar.
La mezcla y la integración de cazadores-recolectores locales y los primeros agricultores neolíticos llegados desde Oriente Próximo a la península ibérica fue más rápida de lo que se pensaba. Así lo revela un estudio internacional, que ha permitido analizar la compleja interacción de linajes de ADN antiguo de diferentes orígenes hace entre 5.500 y 4.500 años a.C., y cuya intensidad se mantuvo a lo largo del Neolítico.
Durante el Paleolítico los asentamientos de cazadores y recolectores de las Muntanyes de Prades recorrían hasta 22 km para obtener las materias primas de sus herramientas. Esta es la principal conclusión de un estudio que ha aplicado un nuevo método de investigación desarrollado por el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social para determinar la abundancia de recursos en un territorio.
Hace unos 8.000 años, las sociedades de cazadores-recolectores empezaron a asentarse gracias a la influencia de los agricultores que llegaron a Europa desde Oriente Próximo. Pero la transición no solo fue cultural. Un nuevo estudio, que ha analizado ADN antiguo, revela que entre estos dos grupos no solo hubo intercambio de conocimientos, sino también de genes.
El análisis genómico de dos individuos cazadores-recolectores que vivieron hace 7.000 años revela que los habitantes de la península ibérica no proceden genéticamente de estos grupos. El trabajo, coordinado por el español Carlos Lalueza-Fox, obtiene los primeros datos genómicos de personas que vivieron en el Mesolítico europeo.
Hace 13.000 años, las comunidades humanas que habitaban el sur de Siria comenzaban a exhibir una diferenciación social, según los análisis de un yacimiento en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Las poblaciones cazadoras-recolectoras son una minoría y están bastante aisladas geográficamente, pero tienen un especial interés por presentar una forma de vida anterior a la aparición de la agricultura y el ganadería en África hace unos 5000 años. El estudio de la evolución y la historia demográfica del continente africano supone un gran reto para los genetistas debido a la elevada diversidad genética que existe entre los cientos de poblaciones que habitan.
Las muestras prehistóricas reciben rayos UV antes del análisis para evitar una contaminación que destruya el ADN.