La actividad humana es la propulsora de la actual crisis climática, que aumentó las cantidades de precipitaciones por hora durante la temporada de huracanes del Atlántico hasta un 10 %, en comparación con los niveles preindustriales, según un estudio liderado por tres instituciones norteamericanas.
El balance climático del invierno 2021-2022 presentado ayer por la AEMET indica que las precipitaciones del pasado trimestre solo alcanzaron el 45 % del valor normal, convirtiendo la estación en el segundo invierno más seco de toda la serie histórica. La mayor parte de las cuencas y el conjunto de la Península cerraron febrero en situación de sequía meteorológica y se prevé que la primavera, que comenzará el próximo 20 de marzo, sea más calurosa de lo habitual en toda España.
Sin precipitaciones la nubosidad disminuye, lo que provoca más radiación solar de día y más heladas de noche. Este es el cóctel que confunde a las plantas con el comienzo de la primavera. Según un nuevo estudio, la ausencia de lluvias que se prevé este siglo puede hacer avanzar esta estación entre 1,2 y 2,2 días por década.
La Agencia Estatal de Meteorología destaca en el balance climático correspondiente a 2021, publicado hoy, que el año pasado ha sido el quinto año más cálido a escala mundial. Según el informe, 2021 también fue seco en nuestro país: la precipitación acumulada fue inferior al valor normal en la mayor parte de España.
La frecuencia de temperaturas récord se ha multiplicado por ocho en los últimos diez años, según un estudio liderado por la Universidad Complutense de Madrid. Las regiones tropicales, con menor tasa de responsabilidad en el cambio climático, experimentan mayores aumentos de estos sucesos.
A lo largo del trimestre, las precipitaciones estuvieron un 33 % por debajo del valor normal, aunque la estación fue lluviosa en el sureste peninsular, según la Agencia Estatal de Meteorología. El verano, que comenzará próximo el 21 de junio, será probablemente más seco de lo habitual en el noroeste peninsular y más cálido de lo normal en toda España.
Un equipo de la Universidad Politécnica de Madrid ha desarrollado una base de datos que cuantifica los cambios esperables en los máximos de precipitación en el futuro, según diferentes escenarios de emisiones en la península ibérica y las Islas Baleares. Los resultados serán utilizados por el Gobierno para predecir los riesgos de inundaciones y tomar las medidas que minimicen las consecuencias.
El agua puede provocar zanjas en la superficie del suelo afectando sobre todo a los terrenos áridos de la región mediterránea. Un equipo de la Universidad de Córdoba ha analizado los efectos de la precipitación y la cubierta vegetal para predecir la aparición de las llamadas cárcavas, que se están convirtiendo en una de las principales preocupaciones de los agricultores.
Al estudiar las precipitaciones registradas en las últimas décadas en el sur de Francia, investigadores españoles y del país galo han llegado a la conclusión de que existen condiciones más favorables para que se produzcan más precipitaciones en forma de granizo.
La península ibérica está experimentando una deriva climática con un incremento de temperaturas, del que no están exentos los sistemas montañosos. Un equipo de científicos ha analizado series climáticas regionales del Pirineo central de 1910 a 2013 –los registros de clima más extensos hasta la fecha para esta zona– y concluye que desde 1970 el aumento de las temperaturas se ha acelerado sobre todo en primavera y verano.