La radiación ultravioleta altera el ADN y provoca mutaciones que permiten el crecimiento descontrolado de células cancerosas. Pero el cuerpo tiene sistemas de reparación del ADN para protegerse de esos daños. Uno de ellos es el que está basado en una proteína, la fotoliasa, cuyos genes se duplican dando lugar a nuevas proteínas como el criptocromo, capaz de mantener la función primitiva que le permite reparar el ADN. Así lo ha identificado un equipo de científicos liderado por la Universidad de Sevilla.
Bacterias como E. coli forman, para proliferar, un anillo que va estrangulando su membrana hasta que la célula original se convierte en dos. La proteína FtsZ es la base de esta estructura, pero el proceso no sería posible sin el apoyo de muchas otras. En un artículo publicado recientemente, investigadores del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC resumen cómo toda esta compañía de proteínas se coordina para que nada falle.
Un equipo de científicos ha descrito por primera vez de qué modo contribuye el agua al proceso de plegamiento de las proteínas hacia la configuración tridimensional, que es la que les permite desarrollar funciones biológicas. Según los investigadores,este estudio explica por qué el agua es esencial para la vida, y también puede ayudar al desarrollo de herramientas informáticas avanzadas para la ingeniería de proteínas que se pueden utilizar en medicina
Científicos del Centro Nacional de Biotecnología han desvelado cómo la proteína ALIX regula la presencia de transportadores de fosfato en la membrana de las células de Arabidopsis thaliana. Cuando la cantidad de fosfato en el medio es suficiente, los transportadores se internalizan desde la membrana hacia la maquinaria de degradación de la célula. Así la planta consigue mantener constantes los niveles internos de este compuesto.
La proteína NBS1 participa en la reparación de los daños del ADN. Además, tal y como afirma un nuevo estudio en el que participa la Universidad de Barcelona, es un factor crítico para impulsar la actividad funcional en los macrófagos. La proteína estudiada también tiene implicaciones en los efectos observados en pacientes con el síndrome de Nijmegen y en otros trastornos relacionados.
Un estudio liderado por científicos del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares revela la importancia de la proteína AID en la protección frente al cáncer y describe, por primera vez, un mecanismo capaz de bloquear el potencial oncogénico de esta proteína. Así, el sistema inmune es capaz de reconocer células epiteliales que acumulan mutaciones y daños en el ADN, impidiendo la aparición de tumores.
Los lentivirus son un género propio dentro de la familia de los Retroviridae cuya característica principal es que su periodo de incubación es muy largo. Uno de estos virus es el que afecta a los primates, llamado virus de inmunodeficiencia en simios (SIV), que, sin embargo, no provoca que sus portadores enfermen. Ahora, investigadores estadounidenses han estudiado la secuencia de los genes antivirales de algunos primates africanos y sugieren que estos animales han estado infectados por lentivirus desde hace 16 millones de años.
Investigadores de la Universidad de Toronto (Canadá) han descubierto que un solo evento molecular en las células –un pequeño cambio en una proteína llamada PTBP1– podría ser la clave de cómo los humanos han evolucionado para convertirse en el animal más inteligente del planeta.
Un método desarrollado por investigadores españoles permite el diagnóstico precoz del alzhéimer con técnicas no invasivas. Su objetivo es demostrar que una metodología de este tipo puede servir como biomarcador temprano de la enfermedad y predecir el progresivo deterioro cognitivo en estos pacientes.