Para devorar los cadáveres de otros animales, los osos pardos usan sus garras delanteras para acceder a las vísceras. Un equipo de investigadores ha comparado los datos arqueológicos relacionados con los osos de las cavernas, con los procedentes de observaciones de osos en el Pirineo sobre este comportamiento.
A pesar de las evidencias de que los osos pardos rondaban por el Parque Natural dos Montes do Invernadeiro, en la provincia de Orense, hasta ahora no se había observado ningún ejemplar. Las cámaras de fototrampeo de la película Montaña ou Morte han logrado las primeras imágenes de un úrsido en esta zona. El animal pudo venir de la Serra do Courel, en Lugo, donde se están realización esfuerzos de conservación.
Los ataques de oso pardo a humanos han aumentado de manera global en los últimos años y responden generalmente a reacciones defensivas por parte de los osos ante comportamientos humanos inapropiados. Este es el resultado de un estudio que ha recopilado la información de ataques en todo el mundo y que está liderado por la Universidad de Oviedo.
La extinción es definitiva, este es un hecho bastante poco rebatible. Sin embargo, un estudio con participación española, que ha secuenciado el genoma del oso de las cavernas (Ursus spelaeus), revela que parte de su ADN ha sobrevivido en el oso pardo actual. En el trabajo se han analizado restos hallados en la Cova Eirós (Galicia).
Según la teoría de los refugios glaciares, después de la última glaciación los osos del norte de Euopa se cobijaron en el sur. Investigadores de la Universidad de A Coruña rebaten esta idea: han reconstruido la colonización de los osos pardos en la península ibérica y han demostrado que el linaje de los osos del Pleistoceno se perdió.
Durante tres años, un equipo de científicos estadounidenses ha seguido el día a día de varios ejemplares de osos pardos en Alaska gracias a las cámaras situadas en sus cuellos. Las imágenes grabadas revelan sus hábitos de comportamiento, de alimentación y de caza, y actualizan los datos obtenidos en estudios anteriores que situaban la media de presas de este depredador, protagonista de nuestro #Cienciaalobestia, muy por debajo de la que es en realidad.
El oso cavernario que habitaba la península ibérica hasta hace 24.000 años volvía a la cueva donde nacía para hibernar y criar a sus cachorros. Este hábito jugó un papel importante en su extinción y explicaría, además, por qué hay un linaje genético exclusivo en cada una de las cavernas con restos de la especie.
La cordillera del noreste peninsular es adecuada para hospedar hasta cinco veces más ejemplares de oso pardo de los que hay en la actualidad, según los resultados de una investigación internacional con participación española. El estudio ha identificado las áreas prioritarias para los gestores de la conservación.
Las personas se han convertido en la principal amenaza de los grandes depredadores, como los osos pardos (Ursus arctos), de Europa. Para comprobar si estos úrsidos ajustan su comportamiento en función de la actividad humana, un equipo internacional de investigadores, liderado por españoles, ha analizado 440 lugares de descanso en Suecia y confirma que los osos evitan cualquier contacto con el humano.
Imagen de un oso pardo (Ursus arctos)