Un estudio liderado por el Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont analiza la relación de parentesco entre dos grandes primates antropomorfos extintos a partir de la forma de los canales semicirculares de su oído interno. Esta estructura revela datos que reconstruyen el parentesco entre las especies de primates fósiles y confirma que ambos homínidos son distintos entre sí y muy similares a los chimpancés y a los bonobos actuales.
Una novedosa técnica de análisis morfométrico geométrico 3D ha permitido cuantificar la ‘señal filogenética’ que encierra el laberinto óseo del oído interno de monos, simios y humanos. El estudio de esta estructura ósea ayuda así a reconstruir las relaciones filogenéticas entre primates.
Un equipo internacional liderado por un investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales ha demostrado que los sapos son capaces de detectar vibraciones de baja frecuencia. El estudio pone de manifiesto que los sapos tienen órganos especiales en el oído interno que les ayudan a saber cuándo pueden salir de sus refugios.
A medida que los mamíferos envejecemos, las células ciliadas –que se encuentran en el oído interno y que captan los estímulos auditivos y el sentido del equilibrio– mueren y no se regeneran, por eso la sordera es una enfermedad frecuente en personas de avanzada edad. Pero un equipo de científicos españoles ha descubierto que los peces cebra sí son capaces de regenerar estas células gracias al ácido retinoico, un ingrediente recurrente en cremas antienvejecimiento. El trabajo abre nuevas líneas de investigación en el tratamiento de la pérdida de oído en humanos.
Investigadores del Instituto de Neurociencias de Castilla y León (Incyl) y de la universidad estadounidense de Harvard estudian la posibilidad de colaborar en proyectos de investigación conjuntos relacionados con la cóclea u oído interno. Stéphane Maison, científico del Massachussets Institute of Technology (MIT) y de la Harvard Medical School, ha visitado Salamanca con la idea de iniciar dicha colaboración, ya que ambas partes se dedican a analizar el sistema eferente, basado en neuronas motoras que transportan la información en forma de impulsos desde el sistema nervioso central hasta los músculos y glándulas, en este caso, hasta la cóclea.
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