La joven activista sueca, que participará en la COP25 en Madrid, despierta rechazo en algunas personas, no siempre negacionistas del cambio climático. Su edad, su género y su síndrome de Asperger se suman a un incómodo mensaje: que tanto nuestro modo de vida como el sistema deben cambiar si queremos frenar las emisiones que amenazan el medioambiente.
Retomando la frase clásica de John Lennon, podríamos decir que el cambio climático es eso que nos pasa mientras estamos ocupados haciendo otros planes. Los políticos no tienen la mirada de largo alcance que el desafío requiere y la sociedad no termina de autoorganizarse para hacer frente, tanto a la crisis climática, como a unos políticos que no están a la altura.
Según las últimas encuestas, el 36% de los estadounidenses niega que la acción humana sea la causa del calentamiento global, una base suficiente para que el presidente Donald Trump se sienta animado a romper los pactos de lucha contra el cambio climático. Mercaderes de la duda se remonta a los ardides empleados en refutar el efecto cancerígeno del tabaco, matriz de todas las campañas de desinformación posteriores.
El grupo de investigación Observatorio de las Dos Culturas de la Universitat de València ha publicado un trabajo científico que constata la pérdida de interés por el cambio climático en los tres diarios españoles de mayor tirada en 2014, en contraste con la activa campaña en contra que se llevó a cabo en 2007 desde los medios más conservadores.