Algunas microalgas han conseguido adaptarse y sobrevivir a las condiciones extremas de estanques mineros que presentan niveles elevados de uranio y otros metales pesados, procedentes de la contaminación provocada por las minas abandonadas de la provincia de Salamanca, según un artículo publicado en la revista científica Aquatic Toxicology. Uno de los aspectos más importantes de este hallazgo es que las microalgas son capaces de acumular el uranio y podrían emplearse para descontaminar estas aguas.
Un equipo hispano-estadounidense ha aplicado el análisis de imágenes satelitales al estudio de zonas explotadas para obtener carbón. El estudio, que publica la revista Remote Sensing of Environment, se ha centrado en regiones mineras de El Bierzo, Kentucky (EEUU) y una región australiana.
Actividades humanas como la minería a cielo abierto originan un gran impacto ambiental. Con el objetivo de contribuir al conocimiento de la dinámica de la vegetación en entornos perturbados por la acción del hombre, especialmente en zonas afectadas por la minería de carbón, investigadores de la Universidad de Valladolid llevan a cabo diversos estudios.
La realidad de las minas de Riotinto (Huelva) a principios del s. XX se había estudiado desde muchos puntos de vista pero, hasta ahora, nadie la había abordado desde la perspectiva de la historia de la comunicación y la propaganda. Para cubrir ese vacío, Francisco Baena, investigador de la Universidad de Sevilla, ha analizado la influencia de la prensa obrera a través del Archivo de la Fundación Riotinto, donde se conservan los periódicos obreros, y la correspondencia privada de la empresa.
Población asturiana que se podría beneficiar de la energía geotérmica de la mina situada debajo.
Zonas afectadas por la actividad minera de las comarcas de Riotinto (Huelva) y Alquife (Granada) se verán sometidas a un proyecto de recuperación medioambiental basado, entre otras soluciones, en la plantación de especies vegetales capaces de absorber los componentes quimicometálicos de sus suelos.
Desde hace varios años, científicos de todo el mundo utilizan la zona de Río Tinto, en Huelva, como campo de pruebas de varios de los instrumentos que viajarán a Marte por las similitudes que este enclave guarda con el planeta rojo. Conocer más su ecosistema, caracterizado por la presencia de aguas ácidas y de color rojo por efecto de la actividad minera y ciertas bacterias es el objetivo de la tesis que hoy ha defendido Pablo Sobrón, investigador vallisoletano y miembro de la Unidad Asociada Universidad de Valladolid-CSIC a través del Centro de Astrobiología.