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Agencia Sinc

Estudian la importancia histórica de la propaganda obrera en las minas de Ríotinto

La realidad de las minas de Riotinto (Huelva) a principios del s. XX se había estudiado desde muchos puntos de vista pero, hasta ahora, nadie la había abordado desde la perspectiva de la historia de la comunicación y la propaganda. Para cubrir ese vacío, Francisco Baena, investigador de la Universidad de Sevilla, ha analizado la influencia de la prensa obrera a través del Archivo de la Fundación Riotinto, donde se conservan los periódicos obreros, y la correspondencia privada de la empresa.

Estudian la importancia histórica de la propaganda obrera en las minas de Ríotinto
Portada de La Chinche, periódico satírico muy popular entre los mineros de Ríotinto.

Para entender el papel de la prensa obrera y de la propaganda en las minas onubenses, y por extensión en la España obrera de principios del s. XX, hay que adentrarse en la realidad de Riotinto. "Es una realidad claramente colonial en la que hay un enfrentamiento cultural constante –explica Baena- Por un lado, la colonia británica, conformada fundamentalmente por los directivos de la compañía, burgueses que no se integran porque se consideran superiores a sus trabajadores y que ejercen un control férreo y una presión política que llega incluso al congreso de los diputados. La compañía es la ley, la policía, omnipresente y omnipotente y ejerce todo su poder sobre los obreros de la localidad de Riotinto". Por otro, los obreros, afincados en su mayoría en la localidad de Nerva, que comienzan a concienciarse gracias a los movimientos sindicalistas, en concreto al sindicato minero, de inspiración socialista.

En un extremo pues, la compañía, que funciona como en las colonias británicas de ultramar. Su estilo está encarnado en Walter James Browning, director general. "Es un personaje con gran carisma, autoritario (se le conoce como el "rey de Huelva"). Conoce el poder de la comunicación y la controla a través de servicios de espionaje y de censura". En el otro extremo, el movimiento obrero representado en Eladio Fernández Egocheaga (Ego) y Félix Lunar. "Egocheaga reúne en su condición de líder carismático de los obreros la triple función de periodista, agitador y propagandista". En 1913 llega a las minas enviado por la UGT para organizar el movimiento obrero en Riotinto, y construir una conciencia de clase que permita la movilización y la emancipación. Como Browning, también es consciente de la importancia de la comunicación. Por eso la primera medida que toma es crear un periódico obrero (Acción Minera) "que sea portavoz de los intereses de la clase obrera", explica el profesor Baena. "El caso de Félix Lunar es el del obrero autodidacta, trabajador de la mina, que, consciente de la importancia de la cultura, aprende a leer solo". Lunar escribe en el periódico republicano de Nerva La Frontera, y más adelante llega a tener sus propias cabeceras: Vía libre, o La Picota, semanario satírico y bastante polémico.

En este contexto es en el que se analiza los medios de comunicación obreros como instrumento: para educar, para concienciar, para contar lo que pasa desde otro punto de vista que no sea el de la compañía. ·"Para el Sindicato, la propaganda constituía el arma más poderosa para luchar contra la Compañía, junto a la huelga y al servicio médico", afirma Baena. De hecho, la organización siempre dispuso de algún órgano de información, oficial u oficioso, para difundir sus consignas entre los trabajadores e influir en la opinión pública. "Términos como explotación, emancipación o unidad pasaron a formar parte del vocabulario de los trabajadores, en un intento de cohesionarlos y concienciarlos".

Y crean esa conciencia social gracias a la prensa, los mítines y asambleas organizados por el Sindicato, los mitos y rituales, como la celebración del Primero de Mayo, o los pasquines en los que se lleva a cabo una labor educadora. Pero, sobre todo, la conciencia social cala entre los mineros gracias a la prensa satírica. "Es la que más éxito tiene frente a la prensa más doctrinal e ideológica en la que el mensaje llega menos. Acceden a las conciencias de los obreros a través del lenguaje coloquial más accesible para los mineros y del dibujo: la sátira, la caricatura, el humor, la ironía". Un ejemplo de estas publicaciones es el "periódico La Chinche que caricaturiza a los enemigos del Sindicato, entre los que se encontraban el alcalde de Nerva o el director de la Compañía". "El poder dibujado así era menos poder o, si se prefiere, ese poder, visto así, dejaba de ser un enemigo invencible", explica Baena.

En todos los casos es una prensa modesta tanto en recursos económicos como en recursos humanos. Por eso su calidad material no es muy buena y resulta muy efímera. Es una prensa que sufre la censura pero que se difunde entre lectores y analfabetos porque "para leer la prensa no hay que saber leer". Al principio, se leían en la taberna en voz alta, pero el sindicato, conociendo esa realidad, crea un centro obrero en Nerva en el que se realiza la lectura colectiva de los periódicos.

En Riotinto no se gana la batalla de la lucha laboral. De hecho, la huelga de 1920 termina con la disolución del Sindicato minero. Sin embargo, sí se puede decir que "desde el punto de vista comunicativo y cultural sí vencen los movimientos sindicales porque consiguen formar una conciencia de clase. Hasta esos años, los mineros de Riotinto no sentían que pertenecían a una clase social con intereses comunes por los que luchar y derechos comunes que reivindicar".

La historia de los perdedores

En esta monografía, Francisco baena ha querido ofrecer un ejemplo de "otra manera de hacer historia de la comunicación social". "Se trata de una forma radical de hacer historia –asegura-, basada en los postulados teóricos de consolidadas corrientes historiográficas, tales como la historia desde abajo británica o la microhistoria italiana. En ella se pone el acento en las expresiones simbólicas, en los estados de conciencia, así como en los personajes secundarios y en los episodios atípicos". Baena parafrasea el colofón del historiador británico E. P. Thompson al prefacio de su obra más conocida, La formación de la clase obrera en Inglaterra, para explicar su punto de vista: "esta monografía pretende rescatar la acción y la experiencia de aquellos mineros perdedores, sus vías muertas y sus causas perdidas; rendir un homenaje reverencial al triunfo de la derrota. En comparación con la planificación empresarial británica, sus ideales comunitarios eran fantasías y sus conspiraciones insurreccionales, temerarias, pero sólo ellos, los obreros de Riotinto, vivieron en aquellos tiempos de agudos trastornos sociales; sólo ellos tenían derecho a soñar con una vida mejor, libres al fin del implacable látigo inglés".

Fuente: Andalucía Innova
Derechos: Creative Commons
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