Cerca de 1.400 millones de personas viven en zonas donde el suelo contiene niveles perjudiciales para la salud humana y los ecosistemas de arsénico, cadmio, cobalto, cromo, cobre, níquel y plomo. Esta es la principal conclusión de un estudio internacional liderado por la Universidad de Tsinghua en China.
Un equipo del Instituto de Salud Carlos III ha generado un nuevo enfoque para mejorar este tipo de estudios, que permite calibrar mejor las concentraciones y reducir la heterogeneidad de los tamaños de las muestras y la variabilidad entre lotes.
Estos rollos absorbentes pueden contener elementos nocivos como plomo, arsénico y cadmio, según los análisis realizados por científicos de EE UU. En futuras investigaciones se comprobará si se filtran o tienen algún efecto en el organismo.
No solo los organismos fotosintéticos, como las plantas y algas, generan oxígeno. En el corazón del Pacífico, a unos 4000 metros de profundidad, se ha descubierto que preciados nódulos polimetálicos lo pueden producir por electrólisis del agua marina. El hallazgo hace replantear la cuestión de dónde comenzó la vida aeróbica.
Esta joven científica venezolana acaba de ser galardonada con el Premio Princesa de Girona por su proyecto de reciclado de baterías de litio, un trabajo que compagina con el activismo medioambiental en colegios y asociaciones de América Latina.
Cuando una estrella como nuestro Sol llega al final de su vida, puede engullir los planetas y asteroides que nacieron con ella. Ahora, por primera vez, se ha encontrado una firma única de ese proceso: una concentración de metales guiada magnéticamente hacia la superficie de la enana blanca WD 0816-310.
Un estudio con participación de investigadores de la Universidad de Granada abre de nuevo el debate científico sobre la validez de los modelos tradicionales de transporte de este metal precioso en la naturaleza. El trabajo revela cómo las nanopartículas de este elemento expuestas a fluidos hidrotermales tienen la capacidad de fundirse y producir nanofundidos.
La metalurgia surgió hace unos 8.000 años cuando el ser humano empezó a extraer metales de las rocas para elaborar anillos y collares, pero no para fabricar armas como se pensaba. Así lo recogen los análisis de una investigadora de la Universidad de Granada.
Un estudio se sirve de muestras de musgo silvestre para estimar la exposición individual a metales presentes en el aire. Los resultados, publicados en la revista Environment International, mostraron que los participantes expuestos a mayores concentraciones tenían un riesgo más elevado de muerte.
Usando oro, plata y platino, investigadores del Instituto de Síntesis Química y Catálisis Homogénea han preparado unos compuestos que ayudan a estudiar los pasos intermedios de la trasmetalación, el proceso por el que dos metales comparten y forman nuevas moléculas. El trabajo abre el camino a la obtención de nuevos catalizadores basados en la combinación de dos metales.