La actividad incendiaria es tan compleja que no existe una única forma de gestión exitosa. Desde el Centro de Investigación Forestal de Lourizán, la investigadora Cristina Fernández analiza cómo reducir el riesgo y mejorar la capacidad de recuperación de los paisajes ya quemados.
Afloran en grupo y siguen las corrientes, estas gelatinosas criaturas, como la medusa luminiscente, dan cada año más problemas en las zonas de baño del Mediterráneo. A lo largo de este verano, los enjambres de estos animales, protagonistas del #Cienciaalobestia, serán arrastrados a las costas españolas, favorecidos por el cambio climático.
Con las restricciones por la covid-19 de 2020 disminuyeron las hectáreas quemadas en el Mediterráneo. ¿Qué podemos aprender de la pandemia para mejorar su gestión? Esta es la pregunta que se hizo un equipo de científicos, que insiste en gestionar los combustibles y concienciar a la sociedad para disminuir el impacto del fuego.
Especies de tiburón como el peregrino y la mielga sufren una reducción progresiva en el litoral de la Costa Brava, según alerta un grupo de expertos españoles. El trabajo apunta, además, a la posible desaparición de los tiburones musolas en esta región marina de las costas de Cataluña.
Por primera vez se ha revisado la evidencia científica sobre cómo afecta al riesgo de incendio y los servicios ecosistémicos de los bosques mediterráneos el aumento o recesión de la temperatura de 2 ºC respecto a niveles preindustriales.
Un estudio internacional, liderado por la Universidad Autónoma de Barcelona, alerta de que la actividad turística genera el 80 % de los desperdicios marinos que se acumulan en las playas de las islas mediterráneas durante los meses de verano. Para los investigadores, la pandemia puede ser una oportunidad para replantear el modelo de turismo sostenible.
Tras analizar la biodiversidad de los briozoos, unos diminutos animales coloniales que viven sujetos al fondo, en el monte submarino del Seco de los Olivos, frente a las costas de Almería, un equipo de científicos españoles y brasileños ha identificado 43 especies diferentes, de las cuales tres nunca se habían visto en el Mediterráneo y otra ha resultado ser nueva para la ciencia.
Un nuevo informe de Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza revela que el equivalente a más de 500 contenedores de transporte al día, unas 229.000 toneladas de plástico, se vierten al mar Mediterráneo al año. Si no se toman medidas significativas para abordar la mala gestión de los residuos, esta cifra será por lo menos el doble en 2040.
Los efectos del calentamiento del mar Mediterráneo en las comunidades planctónicas se verán agravados por la acidificación oceánica, según un estudio liderado por el del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Científicos del CSIC revelan que el Golfo de Cádiz es especialmente vulnerable a las especies invasoras procedentes del Mar Mediterráneo y de la costa oeste africana, en este último caso acentuadas por la crisis climática.