Cocinar el sofrito de tomate durante más tiempo –cerca de una hora– e incorporar cebolla a esta salsa tradicional de la dieta mediterránea potencia la producción de moléculas beneficiosas para la salud por su alta capacidad antioxidante. Así lo constata un estudio publicado por expertos de la Universidad de Barcelona y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición.
Seguir una dieta mediterránea tradicional puede reducir el consumo hídrico, un descenso que podría llegar hasta la mitad si esta dieta fuera vegetariana. Es una de las conclusiones de una investigación internacional en la que participa la Universidad Complutense de Madrid, y con la que se han analizado las pautas de consumo y alimentación de los ciudadanos de 13 ciudades europeas.
Conocer la relación entre el consumo de alimentos y las emociones permite personalizar la estrategia dietética para disminuir el peso corporal y la tasa de abandono. Es la principal conclusión de un estudio realizado por la Universidad Complutense de Madrid en 99 personas adultas con sobrepeso. Los participantes siguieron un programa de reducción de peso basado en el establecimiento de hábitos alimentarios adecuados y un estilo de vida saludable.
Los beneficios de la dieta mediterránea no hacen sino aumentar. Ahora, investigadores de EE UU han demostrado que comer sano mejoraría la esperanza de vida de la especie humana en diez años. Y, de la misma forma, con esos buenos hábitos “las emisiones de gases de efecto invernadero se reducirían en una cantidad equivalente a la de todos los coches, camiones, trenes, barcos y aviones”.
Dos nuevos estudios españoles analizan el papel de la dieta mediterránea en la salud. Mientras que tomar alimentos ricos en polifenoles, como el vino tinto o las semillas, puede ayudar a reducir el riesgo de mortalidad, el consumo de aceite de oliva virgen extra podría reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Un estudio español revela que ciertos hábitos saludables como comer más de cuatro veces al día o a una velocidad adecuada están asociados con una menor cantidad de grasa corporal, independientemente de la actividad física que se realice durante el tiempo libre.
Desde hace años la dieta mediterránea se relaciona con una menor presencia de enfermedades y un mayor bienestar. Ahora, un nuevo estudio la vincula además con la salud mental y física.
Un nuevo blog impulsado por el equipo que dirige el profesor Jacob González Solís, del Departamento de Biología Animal y del Instituto de Investigación de Biodiversidad de la UB (IRBio), ambos adscritos al Barcelona Knowledge Campus, da a conocer los avances de un proyecto que estudia la captura accidental de aves marinas por los palangreros del Levante peninsular, un fenómeno bastante habitual que está ligado a las artes de pesca.
La Universidad de Murcia (UMU) ha colaborado en un estudio que identifica dos patrones dietarios en las personas, "prudente" o "mediterráneo" y "occidental". La dieta "occidental" se caracteriza por el consumo elevado de carne roja, carne procesada, pizza, snacks, dulces y bebidas energéticas, mientras que la dieta "prudente" lo hace por el consumo elevado de pescado, fruta, verduras, legumbres y cereales integrales. La ingesta de esta última se asocia positivamente en los hombres con el porcentaje de espermatozoides móviles.
Los incendios forestales son un fenómeno natural de los ecosistemas mediterráneos. En las últimas décadas, sin embargo, su repetición y extensión se han convertido en un importante problema económico, social y de conservación de la biodiversidad. El abandono de las actividades agrícolas, ganaderas y de explotación tradicional de los bosques ha propiciado la dinámica de los fuegos actuales. Hoy en día, la superficie forestal en Cataluña es de las más extensas que ha habido nunca y la estructura y la carga de las comunidades vegetales es muy propensa a la inflamabilidad.