Los emperadores romanos solían veranear en la ciudad de Baia, cerca de Nápoles, pero con el paso del tiempo gran parte de sus lujosas villas quedaron sumergidas bajo el mar. Ahora investigadores italianos y españoles han aplicado técnicas de microscopia y geoquímicas para confirmar que los mármoles que pavimentaban sus edificios procedían de Carrara y otras canteras de Turquía y Grecia, una información valiosa para arqueólogos e historiadores.
Los fondos marinos son un tesoro de recursos minerales y energéticos, ya que cada vez es más caro y difícil explotar en tierra firme yacimientos de sustancias minerales, a la par que una fuente de información para la investigación científica sobre el origen de la vida en la Tierra y en la exploración de otros planetas como Marte. Investigadores del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) se han involucrado en varios proyectos nacionales e internacionales de estudio de los márgenes continentales y profundos de la península ibérica y los mares de Scotia y Weddell e isla Decepción (Antártida).