Analizan los fondos marinos como fuente de desarrollo económico

Los fondos marinos son un tesoro de recursos minerales y energéticos, ya que cada vez es más caro y difícil explotar en tierra firme yacimientos de sustancias minerales, a la par que una fuente de información para la investigación científica sobre el origen de la vida en la Tierra y en la exploración de otros planetas como Marte. Investigadores del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) se han involucrado en varios proyectos nacionales e internacionales de estudio de los márgenes continentales y profundos de la península ibérica y los mares de Scotia y Weddell e isla Decepción (Antártida).

Analizan los fondos marinos como fuente de desarrollo económico
Nódulo de hierro-manganeso (Fe-Mn) del Golfo de Cádiz.

En la primera de las líneas descritas se ubica la tesis doctoral desarrollada por el geólogo segoviano especialista en recursos minerales marinos Francisco Javier González Sanz, dirigida por los doctores Rosario Lunar, Jesús Martínez-Frías y Luis Somoza, sobre los nódulos de hierro- manganeso descubiertos por un equipo liderado por el IGME en el Golfo de Cádiz en el año 2001 dentro del proyecto TASYO.

El equipo que trabajó en Cádiz descubrió grandes campos de chimeneas de carbonatos derivados de metano y nódulos de hierro-manganeso (Fe-Mn). En este sentido, González destaca que estos últimos tienen una particularidad “muy interesante” y es que “se localizan en estructuras relacionadas con el escape de hidrocarburos” (volcanes de fango).

Además coordinan los trabajos científico-técnicos para la ampliación de la Plataforma Continental Española más allá de las 200 millas marinas en Galicia, Golfo de Vizcaya y Canarias, de conformidad con el artículo 76 de la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.

Este hecho, explica, supone que “han actuado como trampas para los hidrocarburos que salían por esos volcanes durante su formación, y constituyen una herramienta útil para la exploración de hidrocarburos por las compañías petrolíferas y de gas”. En este sentido reseña que empresas como Repsol han mostrado su “curiosidad” en esta línea de investigación, ya que “sirve de guía para saber qué tienen debajo del fondo marino” para posibles explotaciones.

El estudio de la génesis y geoquímica de estos materiales, eje de la tesis doctoral de Francisco Javier (Nódulos y costras de Fe-Mn en el golfo de Cádiz y la antártida: Génesis e implicaciones paleoceanográficas), ayuda a conocer no sólo los detalles de los materiales que están hasta a varios kilómetros de profundidad debajo de ellos, sino que “puede ayudar a resolver ciertos aspectos poco claros sobre la génesis de nódulos en otras áreas oceánicas y otros que a veces se observan en el registro lito-estratigráfico en tierra firme”, lo que explica su gran interés científico.

Dentro de estos nódulos “se encuentran huellas de la actividad de microorganismos, que deben haber contribuido a su génesis. Estos microorganismos que viven en condiciones extremas (falta de luz, presencia de metano, ausencia de oxígeno) forman biominerales como la pirita framboidal o la dolomita”. Su estudio puede ayudar a comprender como surgió la vida en la Tierra y en la exploración de otros ambientes planetarios. Estos ecosistemas, ricos en microorganismos, son un laboratorio natural donde la industria farmacéutica puede hallar fármacos de interés.

Las características de adsorción para otros elementos químicos (titanio, tierras raras…) de los óxidos de Fe y Mn pueden desatar el interés de otras industrias como la metalúrgica y la química, así como “muy útiles para los desarrollos de nanotecnología y nuevos materiales”. Los nódulos y costras de Fe-Mn, pueden servir además para reconstruir la paleoceanografía de las regiones oceánicas donde aparecen, aportando registros climáticos, de la hidroquímica marina o el régimen de corrientes, por ejemplo.

Fuente: DiCYT
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