Detalle de la maqueta del Observatorio Paranal. / ESO/Frans Snik
Vidrio fabricado con excrementos de ciervo, botellas vacías para no ahogarse en la piscina, plantillas de cáscara de naranja, escarabajos comedores de plástico y dispositivos que premian la entrega de colillas. Estas ideas no han salido de sesudos científicos, sino de los chavales que este mes han participado en Tenerife en la FIRST LEGO League, un encuentro donde niños y jóvenes de 40 países han demostrado su capacidad para dirigir robots de LEGO y proyectos científicos.
Imagen de la figura Lovelace & Babbage. / Stewart Lamb Cromar
La colección de Lego Instituto de investigación con figuritas de una paleóntóloga, una astrónoma y una química, / Lego
Eudald Carbonell, codirector de Atapuerca, y la arqueóloga Aurora Martín observan la exposición.
Con siete años, un niño es capaz de construir una peonza robotizada y de preguntarse cómo funciona un ascensor. El taller “Jóvenes Inventores” potencia su creatividad a través del método científico.