El pasado mes de enero, Charlotte Benjamin, una niña de siete años de edad, escribió una carta a la empresa de juguetes de construcción Lego para quejarse de que las figuritas de la firma danesa eran “casi todas de chicos y apenas ninguna de chicas”. Además, añadía, las que representan a niñas “hacen cosas como ir a la playa y de tiendas, mientras que las de niños se van de aventuras, salvan a gente y tienen buenos trabajos”.
Ahora Lego ha lanzado una colección llamada Instituto de investigación, diseñada por la geofísica Ellen Kooijman, con figuritas que representan a una paleóntóloga, una astrónoma y una química, como las que se ven en esta foto. Las muñecas vienen con microscopios, telescopios y tubos de ensayo.
El rapapolvo de la niña le ha salido rentable a Lego. Poco después de salir a la venta, la colección de figuritas, a un precio de unos 20 dólares, ya está agotada en la tienda de la empresa.