En una cueva del valle del río Loira, en Francia, un grupo internacional de investigadores ha hallado algunas de las representaciones pictóricas neandertales más antiguas conocidas en Europa. Se trata de una serie de marcas no figurativas que fueron realizadas con la mano de forma deliberada.
En el entorno del cementerio de San Isidro, en Madrid, se han encontrado restos de mastodontes, rinocerontes, mamuts, uros, caballos y grandes felinos, además de herramientas líticas humanas. El descubrimiento lo realizaron en el siglo XIX algunos de los pioneros de la Geología en España, a los que este año se ha rendido homenaje en una de las actividades del Geolodía.
En el Paleolítico Medio coexistíamos con neandertales, denisovianos, ‘hobbits’ de la Isla de Flores, Homo erectus, Homo luzonesis y quizás otra especie aún no identificada. Todos estos desaparecieron, pero los genes de algunos perviven en nuestro ADN. La genética ha sido crucial para estos hallazgos. Así lo recoge el libro de Tom Higham, arqueólogo que participó del nuevo trazado del árbol de familia de la humanidad.
La reorganización del lóbulo frontal, similar a la de los humanos actuales, evolucionó mucho más tarde de que la especie saliera del continente africano, según un estudio publicado en Science.
Hasta ahora, se pensaba que, por sus adaptaciones craneodentales, la dieta de los primeros homínidos como el Homo erectus estaba compuesta por alimentos duros, como semillas o nueces. Ahora, un nuevo estudio, que ha utilizado modelos computacionales, confirma la hipótesis contraria: estos primeros humanos tenían una dieta basada en alimentos blandos como frutas y bayas.
Un equipo español de científicos ha descrito las características paleobiológicas de los osos de las cavernas que cohabitaron con Homo erectus en el yacimiento georgiano de Dmanisi, datado con una antigüedad de 1,8 millones de años. La investigación que ha analizado una mandíbula de oso revela un solapamiento en las dietas de ambas especies.
El esqueleto de un niño neardental de casi ocho años hallado en el yacimiento de El Sidrón, de 49.000 años de antigüedad, aporta nuevas claves sobre el ritmo de crecimiento de esta especie humana extinta. Según los resultados del estudio, su cerebro se desarrollaba durante algo más de tiempo que el del Homo sapiens.
Hace dos años el descubrimiento en Sudáfrica de una nueva especie de homínido la situaba en el origen del género Homo, en hace unos dos millones de años. Sin embargo, el hallazgo de nuevos restos fósiles de Homo naledi y el uso de técnicas de datación han permitido estimar que la especie vivió hace entre 226.000 y 335.000 años, mucho antes de lo que se pensaba, por lo que pudo coincidir incluso con los humanos modernos.
Los europeos más antiguos que vivieron en Atapuerca tenían una dieta equilibrada de plantas y carne, pero las pruebas de la placa dental de una mandíbula de hace 1,2 millones de años indican que ingerían los alimentos crudos. Así lo confirma un estudio que avala la hipótesis de que el uso intencionado del fuego aún no se habría producido. Los científicos aportan una nueva cronología sobre el inicio del uso del fuego para cocinar alimentos.
Los científicos ya sabían que el ADN de los neandertales se encuentra en todas las poblaciones no africanas de los humanos de hoy en día. Un estudio revela ahora que los habitantes de Melanesia, en Oceanía, albergan en su genoma entre el 1,9% y el 3,4% de herencia procedente de los denisovanos, otra especie extinta de Homo de la que solo se conservan restos de un individuo hallado en Siberia.