Aunque Filomena haya sido una nevada que no se había visto en años, en España otras borrascas también han azotado a numerosas poblaciones, desde la cornisa cantábrica a la costa mediterránea. Un vistazo a los documentos históricos refleja que hace décadas los vecinos también se ayudaban para despejar sus calles, la gestión de las basuras era un problema y el hielo dominaba aceras y calzadas varias jornadas.
En un contexto de cambio climático, el 35% de las regiones forestales de Europa están cada vez más amenazadas por los daños que causan las heladas de finales de primavera, mientras que ese porcentaje es del 26 % en Asia y el 10 % en Norteamérica, según un estudio internacional en el que se ha analizado este fenómeno desde 1959.
El cambio climático ha adelantado la salida de flores y hojas y ha reducido el número de días al año que hiela. En consecuencia, el periodo de crecimiento de las plantas durante el año se ha alargado, y eso las expone más a las heladas en esta etapa sensible para ellas. Así lo revela un nuevo estudio que advierte que esto podría perjudicar la actividad de las plantas y provocar pérdidas importantes en los cultivos.