Los paleoantropólogos siguen buscando sin éxito el ancestro común de los humanos modernos y los neandertales que vivieron en Europa hace miles de años. El estudio de 1.200 dientes fósiles revela que ninguno de los homínidos conocidos se ajusta al perfil esperado, tampoco Homo heidelbergensis, H. erectus ni H. antecessor.
Un estudio con participación española recoge el material genético de las mitocondrias de un úrsido de hace 400.000 años encontrado en el yacimiento de la Sima de los Huesos en Atapuerca (Burgos). El siguiente objetivo de los investigadores es encontrar el ADN humano más antiguo.
Fósil de équido del Pleistoceno Tardío, hace 43.000 años, con el que se comparó el que ahora han estudiado los científicos. / D.G. Froese
Un hueso equino conservado en el permafrost ártico desde hace 700.000 años ha permitido secuenciar el genoma más antiguo hasta hoy. Este descubrimiento no solo revela nueva información sobre la evolución del género Equus, sino que demuestra que el ADN puede conservarse hasta fechas cercanas al millón de años, por lo que tal vez en un futuro puedan secuenciarse otros genomas como los del Homo erectus y el H. heildelbergensis.
Los humanos primitivos ataban puntas de piedra a mangos de madera para confeccionar lanzas y cuchillos 200.000 años antes de lo que se pensaba. Según un estudio publicado en la revista Science, el ancestro común de neandertales y Homo sapiens –el Homo heidelbergensis– ya empleaba esta técnica.
Punta de flechas en Kathu Pan 1 (Sudáfrica). Imagen: Jayne Wilkins.
Han pasado más de 30 años desde las primeras excavaciones en Atapuerca (Burgos), donde se han hallado más fósiles humanos que en cualquier otro lugar del mundo. Pero esto solo es el principio. Mientras se siguen descubriendo nuevos restos humanos y animales –la campaña de excavaciones 2012 termina a finales de julio–, toca averiguar qué les pasó a cada una de las especies que en algún momento de su vida pasaron por esta sierra burgalesa.
La reconstrucción de 27 huesos completos de extremidades humanas encontrados en Atapuerca (Burgos) ha servido para determinar la estatura de varias especies del Pleistoceno. Homo heilderbergensis, como los neandertales, tenía una altura similar a la de las actuales poblaciones mediterráneas.
Hace entre 250.000 y 350.000 años la especie Homo heidelbergensis habitó la Sima del Elefante de Atapuerca (Burgos) y lo hizo en un clima mediterráneo de características similares al actual. Esto se ha sabido gracias al estudio de restos de micromamíferos obtenidos en los niveles superiores (TE18 y TE19) del yacimiento.
Como en el laboratorio de Grissom, la investigadora Ana Gracia trabaja con pruebas forenses, hipótesis de sucesos, lupas, microscopios, para resolver enigmas de muertes violentas. Ante ella están no cadáveres que pueden llevar a resolver un crimen, sino restos de 500.000 y 800.000 años de antigüedad. El trabajo pretende reconstruir las causas de las muertes o de las circunstancias que las rodeaban para conocer algo más de la evolución humana. Y Gracia, del equipo de investigación Atapuerca, muestra habitualmente los resultados ante un público heterogéneo (desde niños a personas atraídas por la Paleontología).