Las glaciaciones que se produjeron durante el Pleistoceno en Europa determinaron la distribución de las especies. Un equipo de investigación del Museo Nacional de Ciencias Naturales ha analizado cómo ocurrió este fenómeno en Europa y concluye que los accidentes geográficos influyen más en las poblaciones de animales del sur y los parámetros climáticos en las del norte.
La península ibérica actuó como refugio durante las glaciaciones del Cuaternario, uno de los motivos por los que hoy en día concentra tantos endemismos. Ejemplo de ello es la presencia de la ranita de San Antonio, un anfibio muy entendido en la Península y que tiene mayor tolerancia al frío que otras especies. Un nuevo estudio revela ahora cómo este animal resistió a los cambios climáticos del último ciclo glaciar.
El cambio climático de hace 300.000 millones de años influyó en los bosques del este de los Andes, en la selva amazónica. Según un estudio internacional que se publica hoy en Science, la temperatura sería el principal modulador de esta vegetación.
Al comparar la morfología craneodental de las especies de osos modernos con dos especies ya extinguidas, investigadores de la Universidad de Málaga han descubierto que los plantígrados desaparecidos no eran tan diferentes de los actuales. El oso de las cavernas, reputado como un gran herbívoro de los carnívoros, era en realidad más omnívoro de lo que se pensaba; el oso de cara corta, hipercarnívoro, también comía vegetales en función de la disponibilidad. El trabajo aporta pistas clave sobre la evolución de los nichos de carnívoros durante el periodo glaciar.