La península ibérica y el sur de Europa se despoblaron al menos una vez en el Pleistoceno temprano y habrían sido recolonizados 200.000 años después por humanos más resistentes. Un equipo internacional ha reconstruido las condiciones de un testigo sedimentario marino de las costas de Portugal, que ha revelado cambios climáticos abruptos.
Un equipo de investigación de la Universidad de Geociencias de Wuhan, en China, ha encontrado fósiles similares a algas fotositentizadoras que vivieron en épocas de congelación global. Los resultados sugieren que existieron refugios oceánicos donde la vida en la Tierra pudo perdurar.
Un grupo de arqueólogos alemanes ha descubierto la evidencia más temprana de vida prehistórica a gran altitud en Etiopía. No se sabe si estos yacimientos estuvieron habitados permanentemente, pero lo que sí está claro es que hace 45.000 años había poblaciones viviendo en las montañas Bale, a unos 4.000 metros sobre el nivel del mar.
Según la teoría de los refugios glaciares, después de la última glaciación los osos del norte de Euopa se cobijaron en el sur. Investigadores de la Universidad de A Coruña rebaten esta idea: han reconstruido la colonización de los osos pardos en la península ibérica y han demostrado que el linaje de los osos del Pleistoceno se perdió.
Las primeras evidencias de impacto humano en el paisaje de los Picos de Europa datan de al menos 4.900 años. La existencia de abundantes partículas de carbón en los sedimentos de esta época revela la presencia de hombres que utilizaban el fuego para fomentar la extensión de los pastizales. Así lo revelan dos estudios internacionales liderados por la Universidad de Oviedo que han analizado la evolución ambiental y climática del macizo occidental durante los últimos milenios.
El subsuelo helado de manera permanente –el permafrost– en los picos más altos de Sierra Nevada en Granada ha desaparecido. Así lo revela un equipo liderado por la Universidad de Barcelona. Los resultados demuestran por primera vez que durante la última década las temperaturas del suelo del Picacho de Veleta, que a 3.380 metros de altitud es la cuarta cumbre más alta de España, no ha llegado a helarse en todo el año. Para finales de siglo, los expertos prevén menos nieve en estas montañas.
Un estudio genético en ciervos, realizado por varios centros de investigación españoles, confirma las diferencias de la subespecie ibérica con la europea y sugiere el control de las reintroducciones para preservar las poblaciones locales. Trabajos previos ya habían identificado dichas distinciones pero, a partir del análisis filogenético detallado, se ha establecido con más precisión las áreas en las que se encuentran ambos linajes en España.
Los océanos podrían haber sido clave como responsables de los bajos niveles de CO2 en la atmósfera en las épocas frías de última edad del hielo, hace 200.000 años. Un estudio internacional, con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, indica que el océano Pacífico albergó aguas menos ventiladas con un mayor contenido potencialen dióxido de carbono.
Los investigadores en la Cueva del Seso (Huesca) / Jaume Mas
Un estudio con participación española ha dividido en dos etapas la historia climática de los Pirineos durante el enfriamiento conocido como Younger Dryas. El primero de estos períodos es descrito como muy frío y árido, mientras que en el segundo hubo mayor disponibilidad de agua. Esta distinción se efectúo a partir del análisis de una estalagmita de la Cueva de Seso (Huesca) y puede servir para establecer analogías con el cambio climático actual.