Hace siglo y medio, en los bosques del norte de Europa, se encontró una resina fósil con una flor encerrada en su interior: Stewartia kowalewskii, de 2,8 cm de diámetro y con unos 35 millones de años de antigüedad. Ahora, dos investigadoras han analizado su polen y consideran que se trata de otra especie: Symplocos kowalewskii.
Perteneciente al género Phalacrocarpum de angiospermas endémico de la Península, esta planta había permanecido oculta en las colecciones científicas a la espera de ser descrita. Los científicos del Real Jardín Botánico de Madrid desvelan ahora esta nueva especie que habita en las sierras calizas de la provincia de Burgos, Álava y La Rioja.
Las plantas con flores son bien conocidas por su relación con los insectos y otros animales que sirven como sus polinizadores. Sin embargo, antes del aumento de estas angiospermas, otro grupo de plantas con semillas perennes inusuales, conocidas como cícadas, fueron las primeras en ser polinizadas por insectos. Lo sabemos gracias a la primera evidencia fósil de un escarabajo atrapado en ámbar con adaptaciones especiales.
La duración de una flor está condicionada por los efectos del estrés fotooxidativo en el proceso de crecimiento de la planta, incluso durante la apertura de los pétalos, según un artículo publicado en la revista Plant Science. Esta investigación abre nuevos horizontes en el diseño de productos para alargar la vida de las flores con interés económico en agricultura.
La mayor recopilación de rasgos de flores modernas revela las características que poseía el ancestro común de todas las plantas con flor hace 140 millones de años. El trabajo indica que la antigua flor de angiosperma era bisexual y radialmente simétrica, así como que las flores actuales son el resultado de la simplificación de aquel primer modelo.
Sorprendentemente aún quedan especies vegetales por descubrir en la península ibérica. Algunas son detectadas gracias a los últimos métodos de estudio, y otras, como es el caso de Linaria becerrae, son descritas al reinterpretar a las especies que ya se conocen. La nueva planta malagueña llevaba 176 años clasificada por error.
Investigadores del área de Biología de la Universidad Rey Juan Carlos han evaluado las consecuencias del aumento del matorral en las cumbres de las montañas debido al calentamiento global. Este estudio constata que el ascenso de la vegetación en alta montaña tiene una importante repercusión sobre las redes de interacción entre plantas y polinizadores.
El nuevo fósil Strychnos electri en su pieza original de ámbar. La flor no mide más de dos centímetros. / George Poinar
Las polillas tienen dos sistemas olfativos que les ayudan a obtener néctar: uno innato, que les dirige a los olores de sus flores predilectas, y otro –aprendido– para acercarse a plantas desconocidas cuando sus favoritas no estén disponibles. El descubrimiento, realizado por científicos estadounidenses, se publica esta semana online en la revista Science.