Este lunes se ha presentado en Viena (Austria) la Quantum Flagship, un megaproyecto europeo de 1.000 millones de euros y 10 años de duración en el que más de 5.000 investigadores, tanto del mundo académico como industrial, se unen con un objetivo: llevar la física cuántica del laboratorio al mercado. El Instituto de Ciencias Fotónicas lidera dos de los primeros 20 consorcios organizados dentro de la iniciativa.
Investigadores de España y Holanda han desarrollado un dispositivo con dos hojas de grafeno que permite estudiar fenómenos cuánticos a altas temperaturas en una atmósfera normal. El avance podría ser utilizado como una herramienta ultrasensible para detectar y controlar moléculas biológicas como el ADN y las proteínas.
Más de 100.000 jugadores de todo el mundo compitieron en 2016 para generar cadenas de números aleatorios. El objetivo era ayudar a probar que, como predice la mecánica cuántica, es posible violar el realismo local de Einstein, quien consideraba que dos objetos suficientemente alejados no pueden interactuar entre sí. Los resultados de este gran experimento se publican ahora en la revista Nature.
Científicos de la Universidad del País Vasco y la Universidad de Hannover han logrado el entrelazamiento cuántico entre dos nubes de átomos ultrafríos, llamadas condensados de Bose-Einstein, espacialmente separadas entre sí. Los resultados del experimento pueden ayudar al desarrollo de algoritmos cuánticos y la computación cuántica a gran escala.
Un equipo internacional codirigido desde la Universidad Autónoma de Madrid ha obtenido la primera imagen directa del cuadrado de la función de onda de la molécula de hidrógeno, una forma de analizar probabilidades sobre la presencia de partículas. El experimento ha permitido observar por primera vez la correlación entre dos electrones y sus implicaciones en las propiedades electrónicas.
Investigadores del Instituto de Ciencias Fotónicas han generado un nuevo tipo de líquido cien millones de veces más diluido que el agua y un millón de veces menos denso que el aire. Para producir las gotas en esta fase tan exótica de la materia han utilizado átomos ultrafríos y un sorprendente efecto cuántico.
Investigadores del Instituto de Ciencias Fotónicas han logrado un enlace elemental en una red cuántica híbrida, formada por átomos fríos y un cristal con iones, y usando un fotón como portador de la información. Así han demostrado por primera vez la comunicación cuántica fotónica entre dos nodos cuánticos de naturaleza distinta y colocados en laboratorios diferentes.
Científicos europeos, con participación del Instituto de Ciencias Fotónicas en Barcelona, han presentado una nueva ley de cuantificación para determinar la velocidad a la que se calienta un sistema cuántico. El calentamiento de este tipo de sistemas se puede utilizar como una sonda universal para estudiar estados exóticos de la materia.
Investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona, junto a colegas de la India, han ideado una técnica para cuantificar el grado de coherencia de un estado cuántico de superposición, como el que experimenta el famoso gato de Schrödinger al estar vivo y muerto a la vez. El método se basa en la medición de parámetros experimentales relacionados con la visibilidad del patrón de franjas de interferencia que se produce cuando se superponen los dos estados.
El físico alemán Werner K. Heisenberg estableció que es imposible medir con precisión y a la vez dos propiedades de una partícula: si te centras en una medida, se establece un límite en la precisión que puedes conseguir con la otra. Pero ahora investigadores del Instituto de Ciencias Fotónicas han superado los límites establecidos al medir simultáneamente la amplitud y el ángulo del spin de un átomo con una precisión sin precedentes, un avance que también se podría aplicar en escáneres y relojes atómicos.