El Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha inaugurado esta semana un laboratorio que aspira a convertirse en centro de referencia europeo en nuevas terapias que utilizan la robótica para asistir a personas afectadas por enfermedades neurológicas. Las instalaciones están situadas en Arganda del Rey (Madrid).
Los exoesqueletos parecen funcionar como una armadura con la que se controla la temperatura corporal de los escarabajos, según un estudio del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Los científicos señalan que las funciones del exoesqueleto varían dependiendo de la especie y es posible que les haya permitido adaptarse a diferentes ambientes.
Cuando conoció a Daniela, una niña con una tetraplejia causada por un accidente de tráfico, Elena García Armada dio un giro a su carrera investigadora. Ingeniera Industrial en el Centro de Automática y Robótica (CSIC-UPM), Elena aparcó el diseño de robots orientados a la industria y centró su trabajo en la fabricación de dispositivos concebidos para facilitar la vida a determinados colectivos. Hoy esta investigadora dirige el equipo pionero en fabricar un exoesqueleto biónico que permita andar a niños sin movilidad en las piernas, aunque requiere financiación. Recientemente ha publicado el libro Robots. Al servicio del ser humano.