El investigador emérito de la Universidad de Stanford (EE UU) Jonathan Osborne ha visitado Madrid para hablar sobre el informe Educación científica en la era de la desinformación, que ha publicado junto a un equipo internacional. Para este experto, si después de varios años de educación científica obligatoria “no eres capaz de recordar algo significativo, es un problema”.
En la pandemia de covid-19 no hay evidencias que justifiquen el cierre de aulas para interrumpir la transmisión y proteger la salud de los menores. En cambio, sí existen pruebas del daño que provoca en ellos el abandono del ámbito escolar.
Esta especialista, codirectora del primer estudio multinacional europeo que abordó el efecto de la covid-19 en niños, asegura que todo apunta a que estos no son grandes transmisores silenciosos de la pandemia. Sobre la vuelta al cole es tajante: “Deben socializar con sus iguales; además para muchos el colegio es un lugar de cuidados que no tienen en otros lugares”.
En los siete meses de pandemia, pese a la falta de pruebas, los menores han sido considerados supercontagiadores. Estudios recientes han reactivado esta idea al detectar en ellos altas concentraciones de SARS-CoV-2. Sin embargo, esto no es sinónimo de una gran capacidad infectiva, explican los expertos.
Hay que ser francos con niños y niñas, tener en cuenta lo que dicen y nunca olvidar que el juego es lo primero. Esto es lo que ha aprendido Maria Antònia Canals (Barcelona, 1930) después de dedicarse a la educación infantil en matemáticas desde los años 50. Hoy, en la Universidad de Girona, esta maestra de maestros comparte los materiales que ha creado durante toda una vida.
La polución atmosférica a la que están expuestos los niños que van a pie a la escuela puede perjudicar su memoria de trabajo, según un estudio liderado por científicos españoles. La investigación destaca que estas exposiciones cortas a concentraciones muy elevadas de contaminantes como el carbono negro pueden producir impactos en la salud desproporcionadamente altos, especialmente en niños, debido a su menor capacidad pulmonar y a su mayor frecuencia respiratoria.
Un nuevo estudio publicado en Gaceta Sanitaria da a conocer la percepción de niños y niñas sobre las causas y las estrategias de prevención de los accidentes en los centros de estudio. Los datos apuntan que el 57,2% de los accidentes en la población infantil española se produce fuera del hogar. La mayoría de ellos, el 44,6%, sucede en la escuela, por delante de parques y jardines (21%) y la vía pública (20%).
Investigadores del CREAL han descubierto que los niveles de contaminación del aire son dos veces superiores durante los viajes a la escuela de los estudiantes (2,8 mg/m3) que en su casa (1,3 mg/m3). Asimismo, los niveles en la escuela fueron ligeramente más altos que en casa (1,3 mg/m3) en la ciudad de Barcelona.
Un estudio elaborado por la Agencia de Salud Pública de Barcelona ha detectado que el 89% de los centros escolares de la ciudad catalana sirven ya menús especiales para alumnos con alergias o intolerancias alimentarias. Sin embargo, solo el 40% cuenta con un protocolo de actuación en caso de episodios de urgencia.
Los estudiantes españoles tienen niveles de comprensión lectora por debajo de la media de la OCDE, tal y como revelan los informes PISA. Investigadores de la UNED han desarrollado un novedoso programa con el que mejoran esta comprensión de niños y niñas de primaria, centrado en los procesos ejecutivos de la memoria operativa. Para comprobar su eficacia, han probado la técnica con escolares de un colegio de Alcobendas (Madrid).