Investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia presentan en la revista Nature un nuevo sistema de construcción que, en caso de daños catastróficos, permite aislar las partes dañadas de un edificio para evitar la propagación de grandes fallos a toda la construcción. El método se ha fijado en la capacidad que tienen algunos reptiles de mudar la cola para escapar de los depredadores.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid han desarrollado un disipador de energía capaz de controlar las vibraciones que experimenta un edificio bajo la acción de terremotos tanto moderados como extremos.
Chile y Perú son dos de los países con más actividad sísmica del mundo. Desde tiempos remotos, sus habitantes enfrentan esta amenaza para las edificaciones. Sorprendentemente, las contribuciones del antiguo conocimiento prehispánico podrían haber supuesto que algunas construcciones hayan resistido los siglos y los sismos. Por ello, podrían servir de inspiración en nuevas estructuras sismorresistentes.
La respuesta a la pregunta de si se aprendió algo de los grandes terremotos de 1999 y 2011 en Turquía es clara: se aprendió, y mucho. Los ingenieros y arquitectos turcos disponen del conocimiento para diseñar y construir edificios resistentes a terremotos. Los han sufrido históricamente. Saben qué se puede hacer, y qué no, para una edificación segura. Desafortunadamente, este conocimiento no se ha llevado a la práctica.
La destrucción que deja a su paso la colada de lava en La Palma ha relegado a un segundo plano los daños que los numerosos seísmos, aunque de baja intensidad, pueden estar ocasionando en las edificaciones no afectadas directamente por la erupción. Dos expertos consultados por SINC señalan que nuestro país tiene una normativa sísmica de construcción anticuada, que no protege a las viviendas frente a estos fenómenos.
El año 2020 marcará un antes y un después en muchos aspectos. Uno de ellos será el momento en el que la masa creada por el ser humano supere a la biomasa total. Según un nuevo estudio, el volumen de edificios, carreteras y máquinas se ha ido duplicando cada 20 años en los últimos 100 años, mientras que la masa vegetal se ha reducido a la mitad.
Investigadoras de la Universidad Politécnica de Madrid han desarrollado nuevos productos de yeso que incorporan desechos de plásticos de cables. Además de contribuir a la economía circular con la reutilización de estos residuos, las propiedades de estos compuestos mejoran la situación de los edificios frente a la acción externa del agua.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid y otros centros españoles han presentado una solución innovadora para fachadas de edificios residenciales que permite aprovechar al máximo los recursos energéticos locales e incorpora materiales de cambio de fase. Estos permiten aprovechar el calor latente y lo almacenan en cantidades mayores respecto a otros sistemas.
Aunque lo habitual es colocar los paneles solares en los tejados, la energía del sol que reciben las fachadas se podría aprovechar. Investigadores de la Universidad de Burgos han medido el potencial energético de instalaciones fotovoltaicas colocadas en superficies verticales y han comprobado su viabilidad económica. De hecho, las orientadas hacia el sur producirían más que las del tejado durante los meses de invierno.
La gentrificación y las nuevas modas propician que locales comerciales del centro de las ciudades exhiban los sillares originales con los que han sido construidos, eliminando los revestimientos que los han cubierto durante las últimas décadas. En este contexto, investigadores del Instituto de Geociencias han comprobado que el 93% de los edificios del Barrio de las Letras de Madrid conserva sus primitivos zócalos de piedra.