Los datos de la web Geni.com, proporcionados por fans de la genealogía, han servido a un equipo de investigadores para elaborar líneas de relaciones familiares a escala poblacional. Los resultados reflejan hechos históricos, como la alta mortalidad durante las guerras. También revelan que las mujeres han migrado más que los hombres, pero a distancias más cortas; y que si ya no nos casamos con nuestros primos no es gracias al desarrollo de los medios de transporte, sino a otros cambios culturales.
Científicos de varios centros catalanes han descubierto que el impacto en cambios ambientales se puede transmitir en los genes de hasta 14 generaciones, el máximo tiempo visto hasta ahora en animales. El estudio ha utilizado como modelo un pequeño gusano nematodo.
Investigadores de la Universidad de Sevilla han comprobado cómo el mirto y el lentisco, dos arbustos mediterráneos comunes, son fecundados por distintas plantas ‘padre’ para una mayor proliferación de la especie. Los ensayos realizados han confirmado que este hecho, además, contribuye a mejorar sus capacidades para subsistir.
Científicos de la Universidad de Sheffield (Reino Unido) han descubierto que los elefantes asiáticos nacidos en momentos en que sus madres experimentan altos niveles de estrés tienen significativamente menos descendencia durante su vida, a pesar de tener tasas más altas de reproducción a una edad temprana.
Según una investigación publicada hoy en PLOS Biology, los machos tienden a desentenderse de sus crías si piensan que su pareja les ha sido infieles. Un comportamiento así plantea sus riesgos porque podrían estar abandonando a su propia descendencia.
La evolución humana le debe mucho al momento en que las mujeres empezaron a escoger compañero, según un trabajo de la Universidad de Tennessee (EE UU). De acuerdo con sus conclusiones, este fue un factor decisivo en el paso de la promiscuidad a la formación de pareja, que ayudó a la especie centrarse en la supervivencia de la descendencia.