¿Quién se acuerda de comprar leche? ¿Quién organiza las tareas de la casa? ¿Quién conoce las citas médicas de los más pequeños? En la mayoría de los hogares de todo el mundo, la respuesta suele ser fácil: ellas. Eso sí, este estrés psicológico adicional y muchas veces invisible fruto de la presión doméstica y laboral posee un alto coste.
El 95% de las madres españolas dedica parte de su día a los hijos frente al 68% de los padres. Recientes estudios asocian esta desigualdad en las tareas familiares con las diferencias en los salarios y la promoción profesional. Corresponsabilidad y permisos intransferibles son algunas de las soluciones a un problema que algunos todavía tratan de justificar por cuestiones biológicas.