Las poblaciones de cianobacterias, unos microorganismos acuáticos primitivos, no dejan de crecer, especialmente en verano. Los científicos sospechan que el calentamiento global está detrás del fenómeno y se muestran especialmente preocupados por el aumento de las cianobacterias tóxicas, aquellas que afectan a la salud humana y de la fauna.
Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) han analizado la importancia de la radiación solar en la degradación de microcistinas y cilindrospermopsina, compuestos naturales nocivos producidos por las cianobacterias presentes en nuestras aguas.