Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) han analizado la importancia de la radiación solar en la degradación de microcistinas y cilindrospermopsina, compuestos naturales nocivos producidos por las cianobacterias presentes en nuestras aguas.
Las microcistinas y la cilindrospermopsina son agentes tóxicos extraordinariamente dañinos para el ecosistema y para la salud humana, que son producidos de forma natural por algunas cianobacterias. Estas cianobacterias son actualmente muy frecuentes en lagos y embalses españoles (en parte gracias a la paulatina eutrofización de nuestras aguas), donde pueden llegar a observarse crecimientos masivos en la época estival.
Un reciente trabajo publicado en la revista Environmental Science & Technology por el Dr. Wörmer, miembro del grupo de investigación que lidera el Dr. Quesada del Departamento de Biología de la UAM, se centra en la degradación de dichos compuestos por el efecto de la luz (fotodegradación).
Para ello se realizaron ensayos en el embalse de Valmayor (Madrid), en los cuales se sometió a las toxinas al efecto de la radiación solar. Para un mejor entendimiento de los procesos de degradación, se estudió por separado el efecto de la luz ultravioleta y la luz visible, y a su vez se evaluó en qué medida podía esta radiación penetrar en la columna de agua y degradar dichos compuestos a lo largo de ésta. Conociendo la fracción de toxina degradaba gracias al efecto de la radiación y la profundidad que alcanza esta radiación, un sencillo modelo matemático permite resolver muchas dudas acerca de la auténtica importancia de la fotodegradación en el destino de estas toxinas.
Los resultados obtenidos mostraron que en el caso de la microcistina la fotodegradación podía ser eficiente en sistemas poco profundos, reduciendo rápidamente la cantidad de toxina en el agua.
Sin embargo, dicha degradación no se dio en el caso de la cilindrospermopsina. Este hecho (sumado a resultados previos del mismo grupo de investigación que demostraban la extraordinariamente lenta degradación de esta toxina por vías microbiológicas) indica una falta de degradación efectiva de este compuesto en sistemas naturales, por lo que la cilindrospermopsina podría acumularse durante largos periodos en los cuerpos de agua.
Estos hallazgos podrían explicar por qué la cilindrospermopsina producida con anterioridad (posiblemente un año antes) seguía presente al verano siguiente en algunos embalses, como han mostrado los investigadores de la UAM; lo cual puede suponer un importante riesgo para aguas de consumo y recreo, dada la considerable toxicidad del compuesto.