Mediante imágenes de resonancia magnética, investigadores de EE UU han observado que la organización y el tamaño del cerebro en chimpancés depende más de los genes que en los humanos. El estudio da pistas para explicar la sorprendente capacidad de nuestra especie a la hora de adaptarse a distintos ambientes y culturas.
La cría de chimpancé nacida en 2011 en Tanzania era más pequeña de lo normal, no tenía suficiente fuerza en las piernas, sufría un trastorno similar al síndrome de Down y no podía andar ni comer por sí sola. A pesar de estas minusvalías, su madre y su hermana mayor nunca la abandonaron hasta que murió a los 23 meses de edad. Es la primera vez que se documenta un caso así en chimpancés que viven en estado salvaje. Ellas protagonizan nuestra sección de #Cienciaalobestia.
Los restos vegetales recuperados del registro fósil del sarro dentario de chimpancés de Costa de Marfil aportan información sobre la dieta de estos primates. Un equipo internacional con participación de la Universidad de Valencia ha comparado los datos observados a largo plazo del comportamientos de los chimpancés salvajes de esta región con las partículas de las plantas atrapadas en el cáculo dental. Los resultados arrojan luz sobre el comportamiento a partir de la dieta.
Cuando los chimpancés caminan en posición bípeda, giran el tronco de manera muy similar a los humanos. Este hallazgo, observado por un equipo científico estadounidense, sugiere que los homínidos más primitivos, como los Australopithecus afarensis, fueron capaces de caminar en posición vertical de una forma más eficiente de lo que se pensaba.
A lo largo de la historia evolutiva, la estructura de la mano moderna ha cambiado poco desde que humanos y chimpancés compartieran un ancestro común hace millones de años. Así lo revela un equipo internacional de científicos, liderado por un español, que demuestra que tanto la forma de nuestra mano como la “pinza de precisión” asociada a ella aparecieron antes que la fabricación de las primeras herramientas de piedra. El estudio arroja también luz sobre el ancestro común de humanos y chimpancés.
Los chimpancés y los bonobos son los dos parientes vivos más cercanos de los humanos. Sin embargo, a pesar de estar tan estrechamente relacionados en el árbol evolutivo, estas dos especies difieren enormemente en la forma en la que utilizan las herramientas. Según un estudio liderado por la Universidad de Zurich (Suiza), los chimpancés tienen una predisposición ‘innata’ para manipular objetos desde que son crías.
Científicos de diversas instituciones inglesas han descubierto que los chimpancés tienen los mismos tipos de sonrisas que los seres humanos. Además, la flexibilidad en los músculos de sus caras les permite sonreír sin emitir sonidos, o variar sus gestos según el rol social que hayan estableciendo.
Con tan solo 26 años, Jane Goodall empezó a investigar el comportamiento de los chimpancés salvajes de Gombe (Tanzania) para entender mejor la evolución humana. Estaba previsto que su proyecto culminara en seis meses, pero África y los chimpancés la cautivaron. Ya han pasado 55 años, y Jane –ahora con 81– sigue más activa que nunca: hoy sale en España su último libro. A su labor, se han unido científicos y voluntarios españoles que trabajan con su misma pasión en Congo y Senegal.
Un nuevo estudio describe por primera vez la utilización de utensilios líticos por chimpancés salvajes de Guinea. El trabajo, publicado en la revista PLos ONE, aporta patrones de comparación con las primeras etapas tecnológicas humanas.