Expertos en salud y nutrición apuntan cómo una dieta poco saludable y el sedentarismo provocan el envejecimiento de este órgano. Las carnes procesadas, los alimentos fritos, las bebidas azucaradas o las sopas envasadas pueden afectar la salud cardiovascular.
Las proteínas de origen vegetal, como la soja y las lentejas, o incluso el tofu son ya algunas alternativas a la carne animal. Un equipo sugiere ahora que la sustitución del 20 % del consumo de carne de vacuno por proteínas microbianas derivadas de la fermentación con el azúcar reduciría a la mitad la deforestación y las emisiones de dióxido de carbono asociadas para 2050.
Adoptar nuevos hábitos para combatir el cambio climático supone modificar cómo nos desplazamos, consumimos y nos alimentamos. No es fácil: en general, los europeos son reticentes. Además, las acciones individuales deben ir acompañadas de políticas climáticas para limitar el aumento de la temperatura media global a 1,5 ºC.
Juan José López, miembro del Comité Gestor del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), es contrario a las polémicas conclusiones de la guía sobre consumo humano de carne roja y procesada publicada en octubre.
Cinco artículos publicados esta semana sugieren que no hay razón para moderar el consumo de carne roja y procesada, como dictan las recomendaciones de salud. Especialistas de todo el mundo, incluidos los de la Sociedad Española de Epidemiología, han criticado que las nuevas conclusiones no son correctas, que estos nuevos estudios no aportan ningún dato que no fuese ya conocido. Repasamos sus puntos débiles.
Las mujeres que comen carne roja con regularidad, en comparación con las que siguen una dieta sin carne roja, poseen mayores tasas de cáncer de colon distal, un tipo de tumor situado en la sección descendente del colon, donde se almacenan las heces. Un estudio con participación española estima que alrededor de uno de cada cinco cánceres intestinales en el Reino Unido están relacionados con el consumo de este tipo de alimento.
En personas con alto riesgo cardiovascular, el consumo de carne roja y carne roja procesada en exceso se asocia a un 27 y un 37% respectivamente de más riesgo de síndrome metabólico en comparación con aquellos que raramente la consumen. Es el resultado de un trabajo que propone, como alternativa, sustituir estos tipos de carne por alimentos alternativos ricos en proteínas como carne blanca, legumbres, pescado para reducir el riesgo de padecer síndrome metabólico.