En aproximadamente entre el 30 %y 40 % de los pacientes, esta enfermedad se produce como consecuencia de una alteración genética. Por ello, sería posible e estudiar a los familiares para determinar si han heredado o no la alteración.
Una mujer con una prótesis biológica que hacía las funciones de válvula aórtica –a causa de una cardiopatía congénita grave– fue sometida a su remplazo a las 20 semanas de gestación. Debido al desgaste físico del embarazo esta válvula falló, lo que le causó un deterioro de la función del corazón que ponía en riesgo su vida y la del feto.
Es necesario evaluar de nuevo el proceso de cribado para atletas jóvenes con riesgo de sufrir cardiopatías. Ésta es la conclusión a la que ha llegado un reciente estudio, presentado en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), que tiene lugar estos días en Estocolmo. El trabajo muestra que los criterios comunes utilizados para la evaluación no tienen en cuenta el tipo y la intensidad del ejercicio realizado.
Aunque las enfermedades cardiovasculares congénitas representan el defecto de nacimiento grave más común, hasta el momento los científicos no habían identificado la variación que poseen los genes que las desencadenan. Ahora, un equipo de genetistas y cardiólogos ha descubierto una variación genética en el cromosoma 5 que aumenta de forma importante el riesgo de padecer estas enfermedades congénitas.
Científicos españoles han empleado por primera vez células adultas procedentes de corazón humano para lograr que células madre obtenidas de tejido adiposo se conviertan en cardiomiocitos. El uso de células madre para el tratamiento de cardiomiopatías es una de las herramientas más empleadas en la actualidad, si bien trabajar con ellas conlleva muchas dificultades.