Científicos de la Universidad de Princeton han logrado descifrar cómo el organismo es capaz de generar sensaciones de sed o saciedad cuando consumimos o dejamos de ingerir bebidas o alimentos. Hasta ahora, estos procesos solo contaban con hipótesis no contrastadas.
Si los progenitores consumen alcohol, es más probable que sus hijos conduzcan bajo sus efectos. Esta es una de las conclusiones extraídas de un nuevo estudio que analiza los datos de más de 30.000 estudiantes y su relación con la bebida y la conducción. Los resultados se publican en la revista Adicciones.
Las mujeres universitarias se emborrachan –a propósito– en menos tiempo que sus homólogos varones, y son más sedentarias que ellos, según un estudio de la Universidad de Vigo. Sus resultados indican que el 56,1% son consideradas binge drinkers (consumidoras de alcohol rápido) frente al 41,3% de los hombres.
Un 10% de los alumnos de primero de ESO y un 21% de tercero consumen alcohol los fines de semana. Foto: SINC/Olmo Calvo.
El equilibrio de los gatos, que les permite desafiar la gravedad, también se aplica en su forma de beber. Así lo confirman on line en Science investigadores estadounidenses que demuestran que sólo la superficie superior de la lengua del gato toca el agua al beber. Según la investigación, los felinos muestran un equilibrio perfecto entre gravedad e inercia.
Los deportistas de élite deben dar siempre el máximo rendimiento. Esto les convierte en la población más sensible a los efectos de la deshidratación. Ahora, un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Castilla la Mancha (UCLM) revela que el 91% de los profesionales de baloncesto, voleyball, balonmano y fútbol sala estudiados comienzan el entrenamiento deshidratados.