El año pasado se alertó de una catastrófica disminución de insectos debido a la pérdida de hábitat, el cambio climático y la contaminación. Ahora, un nuevo estudio suaviza los términos y apunta que, aunque la población de las especies terrestres está mermando, la de las acuáticas parece estar incrementando.
Cada año el Boletín de Científicos Atómicos de la Universidad de Chicago (EE UU) compuesto, entre otros, por científicos galardonados con el premio Nobel, adelantan, retrasan o mantienen los minutos del Reloj del Apocalipsis, indicador de la vulnerabilidad del mundo frente a las amenazas del cambio climático y de las armas nucleares. Este año, los expertos adelantan la hora y nos sitúan a tres minutos de la “medianoche”, es decir, del Apocalipsis.
Hace tres décadas, los científicos tomaron partido frente al frenesí armamentista de la administración de Ronald Reagan. Encabezados por el astrofísico y divulgador Carl Sagan, los expertos introdujeron en el debate político la teoría del invierno nuclear, una hipótesis sobre el impacto climático de un intercambio de misiles, logrando poner en tela de juicio la estrategia de guerra atómica limitada promovida por Washington.
Hoy se estrena Los últimos días, donde Quim Gutiérrez y José Coronado intentarán sobrevivir en Barcelona a una misteriosa pandemia que causa agorafobia. La película se suma al club de las historias apocalípticas en las que virus, humanos o extraterrestres amenazan la supervivencia de la humanidad. Estas fantasías se enfrentan a un reto: mantener la emoción y, a la vez, el rigor científico que las haga creíbles.